Anciano se hace caca en los pantalones, la reacción de esta mujer es impagable

Con los años nuestras vidas cambia y también nuestros cuerpos cambian, debido a enfermedades o simplemente debido a la edad. 

Es importante ser considerado, cariñoso y ayudar y respetar a las personas en nuestro alrededor. 

Pero hay muchas personas que tienen una actitud negativa hacia las personas mayores, esta es una actitud que tenemos que tratar de erradicar por completo. 

¿Qué sucede cuando tratamos a personas en nuestro alredeor con amabilidad y simpatía? Si me lo preguntas lo tengo claro: un mundo mejor.

Quizás es por eso que considero importante compartir esta historia y espero que se difunda bastante, ya que nos enseña que pequeños gestos pueden hacer toda la diferencia...

Todo empezó un día a principios de agosto, cuando Lisa Lemming Jackson estaba comprando en su supermercado local en Georgia, Estados Unidos.

Mientras recorría los corredores de la tienda hizo contacto visual con un anciano vestido con ropa desaliñada. Realmente parecía que necesitaba ayuda. Se dio cuenta de que el hombre necesitaba ayuda, algo no iba bien.


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Y su intuición acertó, como verás en el relato que escribió y que te dejo aquí abajo.

“Me he pasado 2 horas con un anciano en Kroger. Empezó conmigo sonriéndole, haciendo contacto visual…

Cuando pasé junto a él parecía que necesitaba algo. Volví y le pregunté si podía ayudarle. Sus ojos se llenaron de lágrimas y dijo:

Tengo cáncer de colon y he tenido un accidente, si me levanto todo el mundo lo sabrá…¿Qué puedo hacer?».

La perspectiva de su dignidad perdida me dejó con mal sabor de boca.

Entonces el personal de Kroger sacó unas toallitas, ropa interior y discretamente lo llevaron al baño de empleados donde le dieron ropa.


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Lloró y se disculpó, dijo que tenía prisa porque su esposa estaba sola en casa.

Cuando fuimos a la caja registradora vimos su compra en bolsas y ya pagada.

Él empezó a llorar más fuerte.


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Explicó que luchó en Vietnam y la Guerra de Corea y amaba a su país, pero hoy creía que su país se había olvidado de él.

Ambos lloramos y compartí con él mis propios problemas y miedos… Me ofreció unas sabias palabras y me animó el hecho de que quizás los seres humanos todavía nos preocupamos los unos de los otros.

Hoy lo comprobé.

Gracias Elmer, gracias Kroger y gracias Dios por la lección que recibí hoy.


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Puedes ver el comentario original de Lisa aquí mismo:

Creo que esta mujer es un ejemplo excelente de cómo los pequeños gestos pueden hacer una gran diferencia. ¡Por favor, comparte esta historia si estás de acuerdo!

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