En todas partes hay personas prejuicios contra otra personas con discapacidades.
En muchos países, a las personas con necesidades particulares les puede costar recibir atención médica y ser aceptados socialmente.
Esta historia es de una niña de Nepal llamada Nagina, quien nació con una enfermedad grave que le pone la piel escamosa.
Sus padres no tenían ni el dinero ni otras herramientas para curar a su hija.
Cuando unos paramédicos encontraron a Nagina en una casucha en el campo de Nepal, vieron que estaba además muy deprimida, no había ni sonreído ni reído en años.
Pero pronto todo iba a cambiar, gracias a un simple tubo de vaselina.
Sigue leyendo abajo para ver más sobre esta niña valiente y fuerte...
Nagina nació con una grave enfermedad dermatológica que le hace tener una piel gruesa y escamosa. Sus padres no tenían idea cómo curarla, así que Nagina tuvo que pasar sus primeros años con mucho sufrimiento y dolor.
Se deprimió y perdió la capacidad de hablar. Nagina pasaba la mayoría del tiempo dentro de la casucha de la familia para así evitar el contacto con la gente.
Cuando unos paramédicos llegaron a su pueblo retirado en el campo de Nepal, encontraron a Nagina sentada escondida en la casucha.
Comprendieron la gravedad de su situación y lo mal que se sentía, llevaron a Nagina al hospital más cercano para examinarla.
Pronto los médicos le habían diagnosticado con ictiosis, una enfermedad dermatológica muy rara que causa resequedad en la piel, ésta cuartiza y suelta escamas, formando un patrón parecido al de las escamas de los peces.
No hay cura para la ictiosis y la falta de tratamientos había dejado a Nagina sin esperanzas.
La organización internacional de caridad “Relief”, oyó sobre Nagina y decidió contactar a la directiva de la empresa Vaseline, para pedir ayuda.
Según la empresa, la crema ayuda a rehidratar y aumenta el proceso de regeneración de la piel.
Vaseline decidió enviarle una gran cantidad de la crema al hospital en Nepal, para que las enfermeras pudieran tratar la piel de Nagina con vendajes de gasas empapadas en vaselina.
Cada día las enfermeras le cambiaron las vendas con mucho cuidado.
Y vieron cómo la piel de Nagina mejoraba poco a poco.
”Toda la diferencia en este caso fue por el uso de la vaselina, en verdad ha cambiado su vida”, dice el jefe del hospital Dr. Bibek Banskota, quien ha supervisado el caso de Nagima todo el tiempo.
Y por primera vez, Nagima comenzó a sonreír.
También ha participado en rehabilitación física en el hospital para ayudarle a usar la silla de ruedas, en el hospital hay muchos otros niños con discapacidades y se apoyan mucho entre sí.
Ahora Nagina tiene 13 años, ya le dieron de alta y ha comenzado a estudiar en una escuela para niños con necesidades particulares, financiada por “Hospital & Rehabilitation Centre for Disabled Children”.
Nagina no sólo ha cambiado mucho su exterior, sino también internamente, sus amigos y los profesores le describen como una niña muy inteligente y alegre.
Gracias a la amabilidad y los esfuerzos de otras personas, ahora Nagima puede vivir una vida normal y feliz.
Todo el mundo merece ser tratado con respeto y recibir la atención médica que necesita. ¡Comparte la historia de Nagima si estás de acuerdo!
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