La maleducada empleada recibe una lección que nunca olvidará después de burlarse de una mujer por su peso.

Altos o bajos, delgados o gordos. En mi mundo da igual como es un uno porque he aprendido, desde mi niñez, que el interior es lo que cuenta y eso es lo que revela quiénes somos de verdad. Tristemente uno se encuentra, de vez en cuando, con historias de personas que pierden totalmente la perspectiva. Personas que son desagradables con otras personas que no les gustan, opinión basada especialmente en las apariencias. Esta historia ha circulado por varias páginas americanas en los últimos días, y no sé si será cierta o no, pero seguro que historias como éstas ocurren más a menudo de lo que nos gustaría. Es cierto que algunas partes de la historia me han parecido un poco exageradas, pero hay un mensaje muy importante en esta historia y por eso he querido compartirla con vosotros. Pero hay algo importante que recordar: Aquellos que maltratan a otros son, a menudo, también maltratados ellos mismos...  

Mi amigo es propietario de unas cuantas tiendas de ropa, se trata de un negocio familiar. Un día yo estaba con él cuando visitó una de sus tiendas.

Yo: ”Disculpe, señorita, ¿dónde puedo encontrar las tallas grandes en esta tienda?”, pregunté a una empleada.

Empleada: ”Allí fuera, en el mercadillo, donde venden ropa para gordos. No vendemos ropa para gente con sobrepeso como usted”.

Yo: ”No hay ninguna razón para utilizar ese lenguaje, y sólo tengo una talla XL, me pueden ir bien muchas prendas, pero prefiero que que me queden un poco holgadas. Sé que tienen una sección de tallas grandes, pero han cambiado la organización de la tienda y no la encuentro”.

Empleada: ”Yo la trato como quiera. Personas como usted están por debajo de los demás. Se pone una sábana y dice que es un vestido. Usted seguro que necesita una muy grande para cubrir esa barriga de un Buda.”

Yo: ”¿Puedo hablar con su jefe, por favor? Es bastante maleducada”.

Empleada:”¡No! No va a trepar sobre mí y sentarse sobre mí sólo porque esté gorda. ¡Váyase de aquí!”

En ese momento mi amigo me tomó por el hombro y me llegó a la sección de tallas grandes de la tienda.

Mi amigo: ”La sección de tallas grandes está allí.”

Empleada: ”¿Por qué ayuda usted a esa gorda? No queremos personas como ella aquí.”

Mi amigo: “Bueno… Para que lo sepa, yo soy uno de sus mejores amigos desde hace 10 años. Y en los últimos 5 años he llevado varias tiendas de ropa de mi abuelo y ahora soy el responsable máximo de 2 de esas tiendas desde hace 2 años, y tengo varias fantásticas tiendas de ropa que estás felices de tener clientes de todas las tallas”.

La empleada lo miraba fijamente.

Mi amigo: ”… incluida esta tienda. Creo, amigo mío, que acaba de conocer a su jefe.”

Cuando la empleada escuchó esto, se quedó pálida y llamó a su jefe, quien rápidamente reconoció a mi amigo. Cuando le explicamos lo que había pasado, el encargado de la tienda pidió mil disculpas y despidió a la empleada en ese mismo momento.

Yo creo que el jefe hizo muy bien en despedir a esa maleducada empleada. Pon un gran me gusta si estás de acuerdo.