Mujer le pregunta por qué sólo tiene un hijo – pero no está preparada para escuchar la descorazonadora respuesta

Una mujer en su treintena que nunca tuvo hijos, otra que tuvo "demasiados" y una mujer con una vida aparentemente perfecta que se limitó a tener uno...

Es fácil dar consejos de vida y mucho más usar frases hechas como "¿Todavía no tienes hijos?". Pero si has estado en sus zapatos sabes que no siempre es fácil.  De hecho, hay bastante soledad en esas sonrisas que esconden sueños rotos.

Quien escribió este texto no tiene miedo de que la gente sepa cómo se siente uno al querer hijos pero no ser capaz de concebir, ansiar tener una familia pero sentir que la gente te juzga por no tener suficientes hijos, o desear tener más cuando sólo estás destinado a tener uno.

No pude contener mis lágrimas al leer esto. Todos tenemos que parar de dar consejos sin que nadie nos lo pida y escuchar a los demás antes de juzgar. Y si lo que escuchamos es algo parecido a la historia que hay aquí abajo, nuestros corazones se abrirán y veremos la belleza de todos a nuestro alrededor.

En algún lugar hay una mujer: de 30 años sin hijos. La gente le pregunta: «¿No tienes hijos?» Y su respuesta varía cada día, pero normalmente incluye sonrisas forzadas y contención.

«No, todavía no», dice, escondiendo su frustración.

«Bueno, no esperes para siempre. El reloj no se detiene, ya sabes», dice la gente antes de irse, felices de dar tan sabios consejos. La sabiduría se va, mientras la mujer aguanta su sonrisa, sola… y llora.

Llora porque ha estado embarazada 4 veces y perdió a todos los bebés. Llora porque intenta tener un hijo desde la noche de bodas y eso fue hace 5 años. Llora porque su marido tiene una exesposa que le ha dado hijos. Llora porque quiere desesperadamente probar la fecundación in vitro pero no puede permitírselo. Llora porque se ha hecho la fecundación in vitro (múltiples veces) y todavía no tiene hijos. Llora porque su mejor amiga no quiere tener un embarazo surrogado. «Sería muy raro», le dijo. Llora porque su medicación impide que se quede embarazada. Llora porque este tema causa fricciones en su matrimonio. Llora porque el doctor dice que ella está bien, pero dentro suyo sabe que tiene un problema. Llora porque su marido se culpa a sí mismo y esta culpa hace que sea difícil vivir con él. Llora porque sus hermanas tienen hijos. LLora porque una de sus hermanas ni siquiera quería hijos. Llora porque su mejor amiga está embarazada . Llora porque le acaban de invitar a otro baby shower. Llora porque su madre sigue preguntando «¿Niña a qué esperas?». Llora porque sus suegros quieren ser abuelos. Llora porque su vecina tiene mellizos y los trata como a una mierda. Llora porque niñas de 16 años se quedan embarazadas sin intentarlo. Llora porque es una tía maravillosa. Llora porque ya ha elegido nombres. Llora porque hay una habitación vacía en su casa. Llora porque hay un vacío en su cuerpo. Llora porque tiene tanto para ofrecer. Llora porque él sería un padre estupendo. Llora porque ella sería una madre estupenda, pero no lo es.

En otro lugar hay una madre de 34 años, cinco hijos. La gente le dice, «¿Cinco?». Dios mío… «¡Espero que te quedes en eso!» Y luego ríen… porque este tipo de comentarios son divertidos. La mujer ríe también, pero no de verdad. Cambia de tema como siempre hace y pasa por alto esa falta de respeto. De nuevo llora en silencio…

Llora porque está embarazada de otro hijo y siente que tiene que ocultar su alegría. Llora porque siempre quiso una gran famlia y no sabe por qué a la gente le molesta tanto. Llora porque no tiene hermanos y se sintió muy sola cuando era niña. Llora porque su abuela tuvo 12 hijos y ella quiere ser como ella. Llora porque no puede imaginarse la vida sin sus hijos pero la gente los trata como si fueran un castigo. Llora porque no quiere que le tengan lástima. Llora porque la gente asume que no es lo que ella quería. Llora porque asumen que es irresponsable. Llora porque creen que ella no pudo decidir. Llora porque se siente incomprendida. Llora porque está cansada de defender sus elecciones privadas. Llora porque ella y su marido son perfectamente capaces de sustentar a su familia pero eso parece que no importa. Llora porque está cansada de comentarios «divertidos». Llora porque ella se ocupa de sus propios asuntos. Llora porque desea que los otros hagan lo mismo. Llora porque a veces duda de ella misma y se pregunta si debería haber parado hace dos hijos. Llora porque los otros son rápidos en criticar y lentos en ofrecer ayuda. Llora porque está harta del escrutinio. Llora porque ella no es un espectáculo. Llora porque la gente es grosera. Llora porque hay tanta gente que se cree con derecho a dar su opinión sobre su vida privada. Llora porque todo lo que quiere es vivir en paz.

Otra mujer: de 40 años y con un solo hijo. La gente le dice: «¿Sólo uno»¿nunca quisiste más?».

«Soy feliz con uno», dice tranquilamente, la respuesta ensayada que ha dado más veces de las que puede contar. Nadie sospecha que cuando está sola llora…

Llora porque su embarazo fue un milagro. Llora porque su hijo todavía pide una hermana o un hermano. Llora porque siempre quiso al menos tres hijos. Llora porque su segundo embarazo tuvo que ser terminado para salvar su vida. Llora porque el médico dijo que sería «de alto riesgo». Llora porque lucha por cuidar al hijo que tiene. Llora porque algunas veces siente que tiene dos. Llora porque su marido ni siquiera se plantea tener otro. Llora porque su marido murió y no ha vuelto a encontrar el amor. Llora porque su familia cree que uno es suficiente. Llora porque está metida en su carrera y no puede dejarla. Llora porque se siente egoísta. Llora porque todavía no ha perdido el peso tras su primer embarazo. Llora porque la depresión postparto fue tan intensa. Llora porque no puede imaginar pasar por ello de nuevo. Llora porque tiene problemas con su cuerpo y el embarazo sólo lo intensifica. Llora porque todavía batalla con la bulimia. Llora porque tuvo que hacerse una histerectomía. Llora porque quiere otro bebé pero no puede tenerlo.

Estas mujeres están en todas partes. Ella son nuestras vecinas, nuestras amigas, nuestras hermanas, nuestras colegas de trabajo, nuestras primas. No les sirven de nada nuestras opiniones y consejos. Sus vientres son suyos, hay que respetarlo.

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