Dijeron que la chica murió de sífilis – cuando abren el ataúd 5 años más tarde descubren la verdad sobre la radiación

Durante siglos, muchas personas trabajaron en condiciones precarias y peligrosas. A pesar de que actualmente la situación ha mejorado enormemente, todavía hay gente que muere en su lugar de trabajo porque los responsables de las empresas no tienen en cuenta las normas de seguridad. 

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En 1898 Marie Curie descubrió el radio «mi bello radio», así lo llamaba ella. 

Ella compartió su descubrimiento con otros científicos: el nuevo elemento era lo suficientemente potente como para romper el tejido humano. El radio se clasificó como método de lucha contra el cáncer, para reducir la fiebre, y para mejorar la gota, escribe entonces The Spectator.

Algunos pensaban que el radio podía alargar la vida de las personas y muchos iban a sesiones de radio o bebían agua con radio. Pero solo lo hacían los adinerados, porque el radio era muy caro.

En la revista Ciencia y Educación popular nos explican que en un principio se pensaba que el radio tenía propiedades curativas. Luego se observó que eran otros tratamientos, junto con la utilización del radio, lo que producía efectos beneficiosos para la salud. 

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Amelia ”Mollie” Maggia era muy joven cuando empezó a trabajar en una fábrica de relojes. El salario era bueno, tres veces más alto que en otras fábricas. 

Ella y otras chicas debían pintar las cifras de los relojes. El color contenía radio. Lo que se las pedía era que chuparan los pinceles para hacerlos más finos. Sus jefes les aseguraron que a pesar del radio, no había ningún peligro para la salud.

Los propietarios de las empresas que fabricaban radio incluso llegaron a admitir una investigación falsa donde se aseguraba que trabajar con radio no suponía riesgo para la salud.

A las chicas que trabajaban en las fábricas se las llamaban a veces «chicas fantasmas» porque el radio hacía que se iluminasen en la oscuridad, incluso algunas se pintaban los dientes para que estos tuvieran un brillo bonito.

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Tras un tiempo en la fábrica, Maggie comenzó a tener problemas con los dientes y tuvieron que ser extraídos, uno a uno, por el dentista. 

Pero a pesar de las visitas al dentista su situación no mejoró. Su mandíbula empezó a pudrirse y llenarse de pus. Finalmente, la mandíbula desapareció igual que su cadera, que quedó destrozada. Y en un breve período de tiempo murió.

El informe de su muerte constató que la causa de su fallecimiento, en 1922, fue la sífilis, para vergüenza de la familia. Tuvieron que pasar 5 años, cuando al desenterrarla, sus parientes supieron finalmente la verdad. 

Una tras otra comenzaron a morir chicas jóvenes en EEUU como consecuencia de los terribles efectos de la radiación. Mollie fue la primera en morir pero no fue la última. 

Poco a poco la verdad comenzó a ver la luz y se demostró que en realidad era el radio el causante de todo el mal, pero los dueños de las fábricas seguían manteniendo vigentes sus falsas investigaciones. 

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Y fue en 1925, como consecuencia de la muerte de un hombre, cuando la verdad salió a la luz gracias a Harrison Martland.

No había ninguna duda, cuando se examinó su cuerpo todavía quedaba el reflejo luminoso y el color propio del radio.

Pero los dueños de las fábricas seguían negando su responsabilidad hasta que en 1938 finalmente se les declaró culpables de la muerte de todas esas jóvenes empleadas. 

Tras la victoria, las condiciones de los trabajadores han mejorado en muchos lugares del mundo. Sin embargo, no hay muchos que recuerden a las «chicas fantasma» y su sacrificio por el cual se llegó a la mejora en el trabajo. 

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