El ave echó a volar y chocó contra una cerca de alambre. Wiese decidió que no se podía quedar de brazos cruzados y decidió auxiliar al animal.
Wiese tomó al ave, lo sostuvo por las alas y el cuello y lo acercó a su cuerpo. El cisne se relajó en los brazos de Wiese, hasta el punto de rodearlo con su cuello en un abrazo poco veces visto.
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