Se encargó de Digger con mucho mimo.
Lejos de lo que imaginaba, el bebé wombat fue ganando peso.
Y además un joven canguro también huérfano llamado Max se unió a la tarea de cuidarlo.
Aunque no puede amamantarlo, Max siempre está pendiente del bebé.
Y le acerca su mantita azul cuando la necesita.
Es así como este pequeño terminó teniendo dos mamás ocupandose de él. No es de extrañar que cada día esté más fuerte.