De repente, justo en el día del aniversario de la muerte de Blackie, un pato muy amigable llegó a la casa de la familia en Tennessee, Estados Unidos. Lo primero que hizo fue ir directamente al entristecido George.
Parecía que el pato tenía una predilección especial con el perro, y él no ha vuelto a estar triste desde que llegó este bípedo.
El pato y George son ahora uña y carne. George ya no es el mismo perro triste desde que tiene de nuevo un mejor amigo.
Y es que aunque no sean tan populares como mascotas, los patos son animales muy inteligentes y cariñosos. ¡Deseamos a George y a este patito una larguísima amistad!
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