Según Quan cuando encontró a Niko ni siquiera creyó que eso fuera un perro. Aparte de los parásitos y su debilidad, el fuerte sol de Guatemala había causado fuertes quemaduras en la piel del animal.
Pero Quan no se rindió y dedicó tres años de cuidadosos tratamiento para recuperar la salud del can.
Durante ese tiempo no sólo recibió cuidados médicos sino también todo el cariño y el amor necesarios para su curación.
Hoy es evidente que su transformación ha sido asombrosa y Niko es feliz junto a Quan. Afortunadamente no ha perdido la fe en los seres humanos a pesar de todo el sufriento que ha tenido que enfrentar.
¡Te deseamos lo mejor y te damos un gran ´me gusta´, Niko!
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