Emma tenía mucha fiebre y Paul y Emma la separaron de sus crías para que pudiera descansar.
Pero su estado se fue deteriorando, no se alimentaba. Al ver que nada funcionaba decidieron devolverle a sus pequeños cerditos.
¡Y ahí ocurrió el milagro! Los pequeños le dieron ganas de vivir y Emma empezó a comer y a recuperarse.
Sin embargo, no se habían terminado las sorpresas, la vida deparaba todavía muchos desafíos a esta mamá, que demuestra que sabe resolverlos con gran fortaleza y ganas de vivir. Un ejemplo que inspiró tanto a su salvadores como seguro a todos los que vean el video de aquí abajo.
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