Lo llamaron Oliel.
En las radiografías pudieron ver los veterinarios que tenía una pata partida, y tenían que operarlo.
Oliel fue anestesiado para la operación.
Pero Oliel tenían un largo camino antes de que su lesión estuviese curada.
Mientras tanto tuvo que vivir en cautiverio, pero en un ambiente adaptado para estos animales.
Después de cuatro largos meses Oliel estaba recuperado y tenía la fuerza sufiente para ser liberado.
Y fue transportado hacia su destino.
Aunque el pobre, en ese momento, no entendía nada y no sabía que todo era por su bien.
Él no lo sabía pero Oliel pronto estaría en libertad.
Y por fin llegaron.
Y la puerta se abrió…
Oliel estaba un poco temeroso al principio, no entendía lo que pasaba.
Pero después de unos segundos lo entendió. ¡Estaba libre!
¡Corre, Oliel!
¡Por fin está en casa!
Menos mal que fue rescatado. Me hace muy feliz saber que hay amigos de los animales siempre dispuestos a ayudar animales en peligro. ¡Mantente alejado de la carretera, Oliel!