Lisa fingió ser una propietaria y contactó a dos empresas especializadas en limpiar sistemas de ventilación que se ofrecían para hacerlo por cantidades realmente bajas. Lisa sospechaba que eran una estafa.
Antes de que llegaran estos reparadores, expertos examinaron las tuberías y comprobaron que estaban muy polvorientas pero que sería suficiente una simple limpieza.
Colocaron cámaras ocultas por toda la casa, incluso en el ático.
Cuando los primeros trabajadores llegaron a la casa empezaron a inspeccionar el sistema de ventilación. A través de la cámara oculta, el equipo de televisión pudo ver cómo el hombre pasaba más tiempo mirando las cosas del propietario en el ático que revisando la ventilación.