El primer motorista se acercó al hombre, apagó su cigarillo en su tarta y se sentó en la barra.
El segundo se acercó también, escupió en su leche y se sentó en la barra.
Y el tercer motorista se acercó, volcó su plato y se sentó en la barra.
Sin decir una palabra, el hombre pagó su consumición y se fue del local.
Uno de los motoristas le dijo a la camarera: “¡Qué pésimo hombre! ¿Verdad?”.
A lo que la camarera respondió: “Qué pésimo camionero también. Acaba de hacer marcha atrás con su camión y aplastó tres motocicletas”.
¡Las apariencias engañan! ¡Nunca sabes con quién te estás metiendo!