Mellizos milagrosos nacieron con dos diferentes papás, y sus padres no lo quieren de ninguna otra forma

Facebook / Simon Berney-Edwards

Según the Daily Mail, el viaje de Simon y Graeme comenzó cuando comenzaron a investigar sobre la idea de la subrogación en su país de origen, Inglaterra.

Pronto comenzaron a surgir los primeros problemas. Puede tomar casi seis meses conseguir la orden parental para cambiar la paternidad del bebé cuando la madre ha dado luz para alguien, una vez que el bebé ha sido entregado.

Simon y Graeme buscaron la forma de tratar de ser legalmente los padres en el certificado de nacimiento de su hijo desde el momento en que este naciera. Investigaron en Canadá y, al hacerlo, encontraron que una madre de dos hijos, Meg Stone, cambiaría por completo sus vidas.

Facebook/ Meg Seroski-Stone

Meg explica: «Vi el perfil de Simon y Graeme en un sitio web de maternidad subrogada y pensé que tenían sonrisas encantadoras».

«Me había separado recientemente de mi pareja y no estaba lista para otro bebé, así que quería ayudar a alguien».

Una vez que Meg aceptó, los hombres decidieron utilizar a esa donante de óvulos para conseguir la pieza final de su rompecabezas. Volaron a Los Ángeles pensando que solo una de sus muestras de esperma se utilizaría para fertilizar el óvulo.

«No podíamos decidir quién sería el padre biológico. Graeme dijo que debería ser yo, pero yo dije que él tenía tanto derecho como yo», recordó Simon.

Facebook / Graeme Berney-Edwards

Sin embargo, cuando llegaron a LA, su médico los sorprendió con una maravillosa respuesta.

«Cuando hablamos con el médico de la clínica, nos sorprendió con su respuesta. Nos dijo que podríamos ser los dos. Nos comentó que podríamos fertilizar la mitad de los embriones con mi esperma y la otra mitad con el esperma de Graeme», comentó Simon..

Simon y Graeme se casaron poco después, y decidieron irse de luna de miel a Canadá para poder conocer a la madre subrogada.

«Estábamos nerviosos al principio, porque no sabíamos si encontraríamos esa conexión con ella. Pero no debimos preocuparnos», explicó Simon.

«Conocer a Meg fue como reencontrarnos con una hermana perdida hace mucho tiempo. Nos abrazó a ambos antes de presentarnos a sus adorables niños. No sabíamos cómo agradecérselo. Le dijimos que estábamos muy contentos. Que ella nos daba la oportunidad de cambiar no solo nuestras vidas sino también la de nuestras familias».

La fecundación

Seis meses después, un embrión fertilizado de cada uno de los hombres fue insertado en el útero de Meg. Y desde ese momento, comenzó un periodo de incertidumbre, hasta que  Meg llamó a Simon y Graeme y les dijo que estaba embarazada. Sin embargo, no sabrían si ambos embriones habían sido fecundados o no.

Simon dijo: «Meg con su Face Time nos enseñó la ecografía. Primero vimos el latido del corazón y nuestros estómagos se encogieron por los nervios».

«Y luego vimos el otro corazón. Graeme y yo nos abrazamos. Estábamos locos de contentos. Ibamos a ser los dos padres – estaba embarazada con nuestros dos bebés.

La pareja y Meg estuvieron en contacto de forma regular durante todo el embarazo. Simon y Graeme viajaron a Canadá para estar con la madre durante la ecografía en la semana 19.

Y fue en ese momento cuando pudieron poner las manos en la barriga de Meg y sentir las patadas de los bebés.

«También pudimos conocer a su familia y fue maravilloso. Era genial verla siendo madre de sus hijos. Sabíamos que nuestros bebés estaban en las mejores manos», dijo Simon.

Facebook / Graeme Berney-Edwards

La pareja voló de nuevo a Canada en la semana 31, cuando Meg les informó que ya habían comenzado los dolores y que iba a dar a luz.

El momento ha llegado

«Empacamos nuestras cosas y tomamos el primer vuelo a Canadá», dijo Simon. «Pero mientras estábamos en el aire no pudimos contactar con Meg para averiguar qué estaba sucediendo. La espera fue agonizante».

Al final resultó ser una falsa alarma. Pero Simon y Graeme decidieron quedarse en Canadá hasta la semana 36. Meg ya estaba a punto de dar a luz. Su hija, Alexandra fue la primera en nacer y cinco minutos más tarde vino al mundo su hijo Calder,

Simon recuerda: «Cuando los tomamos en brazos por primera vez, no podíamos creer que los dos fuéramos padres». Fue un largo proceso pero valió la pena y los dos consiguieron ser padres de cada uno de los mellizos que habían nacido.

Los mellizos viven ahora en Londres con Simon y Graeme. Estos invitaron a Meg en el cumpleaños de los pequeños.

«Fue increíblemente especial tenerla aquí y celebrar ese día tan importante con nosotros. Es difícil tener a dos bebés, pero Graeme y yo estamos encantados».

Facebook / Simon Berney-Edwards

Su viaje fue largo y poco convencional, pero Simon y Graeme son unos adorables padres de una niña y un niño. Gracias a las maravillas de la medicina moderna, pudieron hacer algo que hace diez años era casi completamente imposible.

El verdadero amor no tiene color, ni credo, ni sexo. Es reconocido por aquellos que están dispuestos a aceptarlo y darlo. Simon y Graeme realmente lo son. ¡Estamos muy felices de que sus hijos crezcan en una familia feliz!

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