La madre de Poppy la encontró inconsciente en la cama y la llevó rápidamente a los servicios de urgencias del hospital de Furness General Hospital, en Barrow, en Inglaterra.
Los médicos vieron que los pulmones de la pequeña estaban llenos de líquido y Poppy tenía una falta de oxígeno en el cerebro, lo que le produjo daños cerebrales. Su estado empeoró y los médicos dijeron que podría no sobrevivir.
La familia pasó la Navidad en el hospital y estaban aterrados pensando que podrían ser sus últimas Navidades con Poppy. Los hermanos de la pequeña, Elisha, de 14 años, Macey, de 12, y Alfie, de 11, estaban al pie de su camita para cuidarla todo el tiempo.
Su hermana Macey intentó animar a Poppy haciéndole unas pedorretas en el estómago, escribe el periódico Mirror.
Y entonces ocurrió lo que nadie pensó que fuese posible.
Poppy comenzó a reír – por primera vez en su vida.
«Macey sopló en su barriguita y Poppy comenzó a reír. No podíamos creerlo», cuenta el padre de las niñas.
Después de esto Poppy comenzó a dar pequeños pasos en su recuperación. Unas semanas después podía gatear y hablar más de lo que había hecho antes de sufrir los daños cerebrales.
Fue un milagro.
«Ahora estamos seguros de que Poppy va a caminar y hablar otra vez. Ha sido una luchadora desde que nació».
¡Qué increíble historia! De verdad que Poppy es una luchadora. Espero que pueda crecer sana y feliz, y seguro que todo el amor que tiene a su alrededor son una gran motivación para la pequeña.
Esta historia es una muestra más de que nunca hay que perder la esperanza. ¡Comparte si estás de acuerdo!