Cuando Michael Onorati, un empresario de 35 años, llegó a casa después de las 12 horas de turno en el restaurante, estaba agotado y se durmió con la ropa y los calcetines puestos. Cuando despertó al día siguiente se llevó un gran susto al ver sus pies totalmente oscuros.
– «Cuando desperté, honestamente pensé que se me habían congelado o había sufrido alguna infección», explicó Michael al diario Metro de Reino Unido.
Michael entró en pánico y empezó por buscar en Google si había sido dañado por el frío o tenía una infección.
– «Traté de lavarlo para ver si era el color de los calcetines baratos. Busqué en Google todo tipo de infecciones extrañas y me sentía más y más aterrorizado. Fue entonces cuando Stephanie bajó las escaleras y empezó a reírse histéricamente de mis pies», dice Michael.
Michael, loco de preocupación, le preguntó a su esposa qué era lo que le parecía tan divertido. Stephanie se rió con tanta fuerza que empezó a hiperventilar y a Michael le resultaba difícil entender lo que decía, pero al final pudo distinguir las palabras.
«Tengo millones de guantes de bronceado, pero como no econtraba uno tomé un calcetín y le puse encima un guante de goma y funcionó perfectamente», explicó Stephanie.
Sin saber que Michael había tomado el calcetín cuando fue a trabajar el día anterior, por lo que el color había funcionado adecuadamente a sí mismo durante sus largas horas en el restaurante.