La mayoría de la gente conoce a Diana Spencer como la princesa Diana. Como princesa, Diana levantaba mucha expectación mediática y enseguida se convirtió en un icono de la elegancia, además de ser muy elogiada por sus compromiso con las personas enfermas y otras causas.
Su complicado divorcio del príncipe Carlos es parte de la trágica vida de Diana, una complica vida que acabó en el terrible accidente de coche en el que la princesa perdió la vida, en el año 1997.
Todo esto ha sido escrito al detalle por la prensa – pero mejor rebobinemos la cinta y volvamos 37 años atrás.
En 1980 Diana tenía 18 años y acababa de mudarse a Londres. Le habían regalado por su cumpleaños un apartamento en Kensington.
Fue también en ese momento cuando comenzó a trabajar como niñera para Mary Robertson.
Por 4,5 euros la hora se encargaba de casi todas las tareas del hogar y además cuidaba de su hijo pequeño, Patrick.
Diana trabajaba tres días a la semana en casa de Mary y el resto del tiempo estudiaba para profesora de preescolar.
Pero la empresaria Mary Robertson no tenía ni idea de que esa adolescente tímida y callada era Lady Diana Spencer, perteneciente a una aristocrática familia de Inglaterra.
«Era maravillosa con el niño», cuenta Mary a Inside Edition.
Pasado un tiempo, Mary descubrió quién era la chica que cuidaba y jugaba con su hijo pequeño. Y todo gracias a un cheque bancario. Cuando Diana se dio cuenta de que había descubierto su identidad nobiliaria apenas reaccionó.
Dijo que aquello no era importante y preguntó si podía sacar a Patrick a pasear.
Unos meses más tarde, Mary volvió a sorprenderse nuevamente cuando Diana se acercó a ella y la dijo:
”Cuando mañana vaya a trabajar habrá muchos reporteros y fotógrafos al final de la calle»
Mary preguntó: «¿Y por quién están ahí? Diana respondió: «Por mí»
La siguiente vez que Mary vio a su niñera fue durante la boda real que se emitió por televisión al mundo entero.
Robertson pensó que ya no sabría más de Diana tras la boda. Sin embargo ellas mantuvieron el contacto con los años.
”Seguimos en contacto durante 16 años. Me invitó varias veces a visitarla», cuenta Mary.
En 1997, Mary estuvo también en el entierro de Diana, en la Abadía de Westminter, en Londres.
Esta historia me corrobora lo maravillosa persona que era Diana. Comparte si tú también opinas lo mismo.