Todos los bebés que hace Camille son únicos y les imprime su propia personalidad. Los vende a través de internet o los hace por encargo.
Para elaborarlos emplea una luz brillante y gafas especiales que le permiten esculpir con todo lujo de detalles.
No es nada fácil, los trocitos de arcilla se moldean para crear las partes del cuerpo, así como la cabeza. Cualquier movimiento en falso puede dar al traste con horas de trabajo.
Su elaboración es tan delicada que si aprieta demasiado mientras trabaja pueden quedar impresas sus huellas digitales, arruinando la escultura.
Con todo el esfuerzo que conlleva, dice que termina encariñándose de cada una de sus creaciones y se entristece cuando debe separarse de ellas.
Pero muchos son los que quieren hacerse con estos bebés, que apenas miden poco más que una moneda.
Camille asegura que le entusiasma hacer algo que no se ha hecho antes y pensar sobre todos los rasgos que imprimirá al nuevo bebé.
Aquí puedes ver más fotos de la artista.
Enhorabuena a esta gran artista canadiense, capaz de casi imprimir vida a la arcilla transformándola en estos adorables bebés. No seas tacaño y comparte esto para que los demás también los puedan ver 🙂