Hantu, quien no tenía cachorros propios, adoptó a Poncho y lo protegió de todo peligro. La zarigüeya iba a todas partes prendada del pelaje de la perrita.
Han pasado dos años y el aumento de tamaño de Poncho hace que verlos a ambos juntos sea una escena verdaderamente graciosa.
Hantu y Poncho siguen siendo uña y carne, la perrita le ha dado todo el amor de una mamá. En el enternecedor video de abajo podrás ver el alcance de esta verdadera amistad.
¡Qué pareja más graciosa y conmovedora a la vez! Comparte su singular historia de amistad con tus amigos de Facebook.