La gata se entristeció cuando murieron sus crías. Pero un día después cambió todo.

Mikey se deprimió y buscaba a sus gatitos todo el tiempo. Ella no podía entender que se habían muerto. La dueña de la gata, Hillary, no era capaz de ver a la gata sufrir más. Así que llamó a un sitio para gatos de la calle en Houston. Y ellos se pusieron contentos con su llamada.

Unos días después de que Mikey había perdido a sus gatitos uno había encontrado otros tres gatitos sin padres. No tenían más que una semana y necesitaban alguien que los cuidara. Así que llevaron a los gatitos donde Hillary y esa misma noche Mikey los empezó a cuidar como si fueran sus propios gatitos.

Ella los abrazaba, los lavava y le daba comida.

Ahora los gatitos van a crecer con una mamá y Mikey va estar mucho más feliz.

¡Qué historia tan linda!

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