El caballo en Letea, en Rumania, no podía correr y jugar con sus amigos. Él se tuvo que acostumbrar a un diario con las patas encadenadas.
El caballo intentó vivir como los otros caballos lo más que pudo, pero no le fue muy bien.
Ovidiu Rosu sabía que tenía que hacer algo para salvar al caballo de todo ese sufrimiento.
Después de haberle dado un calmante al caballo sacó sus herramientas para liberarlo de las cadenas.
No tardó mucho hasta que viera las profundas heridas arriba de los cascos del caballo.
Afortunadamente el caballo no había estado encadenado por mucho tiempo. Y con un poco de tratamiento se iba a poner bien.
Al fin el caballo estaba completamente liberado. Y no había duda de que él supiera quién era el héroe que lo había liberado. Para dar las gracias de repente le dio un beso, un poco mojado, a Ovidiu.
El rescate y la reacción del caballo la puedes ver aquí abajo en este vídeo (ya ha sido visto más de 5 millones de veces):
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