Ojitos vivía en la calle en la ciudad peruana de Iquitos. Nadie sabía mucho del perro y nadie parecía estar muy interesado en saber.
Sólo miraban hacia otro lado cuando el perro se acercaba a saludar.
Como podéis ver, Ojitos estaba en muy mal estado. Luchaba por su vida cada día en la calle.
Por suerte, hubo personas que se negaron a verlo sufrir así.
Dos mujeres se llevaron a Ojitos para cuidarlo.
Al principio Ojitos era muy reservado. No parecía creer que podía merecerse amor y cuidados, porque nunca nadie le había hecho caso.
Pero pronto fue comenzando a confiar en sus ángeles de la guarda, Joyci y Bianca. Al final entendió que no todas las personas son malas.
Despacio pero segure Ojitos se fue recuperando. Recobró el apetito, su pelaje volvió a crecer y sus ojos recuperaron el brillo.
Un gran cambio ¿verdad?
Una mujer, llamada Úrsula Vari, ayudó también al perro.
Ella dirige una fundación para recaudar dinero para que perros callejeros en Perú puedan ser rescatados y sacados de la miseria.
”Esta es mi pasión y mi vida, y querio ayudar a esas almas», escribe Úrsula.
Gracias al gran corazón de estas personas anónimas, Ojitos han podido comenzar a vivir una nueva vida.
Ahora tiene nuevos amigos perros en su nuevo hogar, donde recibe mucho amor.
En el vídeo de abajo podéis ver como se encuentra hoy Ojitos.
En Newsner y La Biblia de los Animales pensamos que todos los animales se merecen amor. Comparte la historia de Ojitos si estás de acuerdo.