Un día Barton miró un álbum de fotos familiar y dio con unas postales del viaje que había hecho su madre a Europa en 1962. Fue ahí cuando le surgió la idea: invitaría a su madre a hacer un viaje por 20 países, uno por cada año que pasó cuidando de su padre, a modo de agradecimiento.
Decidido a curar el corazón roto de su madre planificó su sorpresa.
«Un día la llamé y le pregunte qué iba a hacer hoy, a lo que me respondió que visitaría unas amigas y que tomaría una siesta. La invité a viajar a París y se entusiasmó mucho, pero realmente no tenía idea de que viajaríamos durante varios meses y no solo a París, sino también a Londres, Barcelona y Roma, es una gran aventura para recompensarla por los años que le dedicó a mi papá».
¡Qué maravilla de hijo por favor! Hay que aprovechar el tiempo y no darlas por sentado que van a estar ahí siempre, porque no estarán a nuestro lado para siempre.
Por favor, comparte su sorpesa para inspirar a otros a devolver todo el amor que nos dan nuestras madres.