No tenía dinero para darle comida a sus 8 hijos. 123 años después su invento ingenioso se ha vuelto famoso mundialmente.

Erika era creativa y muy buena en tejer. La revista Minnenas Journal cuenta que un día Erika tuvo una visita de un señor que tenía una petición, simplemente quería unos guantes calientes de lana y ya sabía que Erika era buena en coser y tejer, por lo tanto le pidió el favor de que le fabricara un par.

Pero el señor no quedó satisfecho con el resultado, regresó quejándose de que los guantes se ponían rígidos y duros en el frío. Erika pensó cómo resolver el problema y llegó a la conclusión de que tenía que lavar y frotar los guantes varias veces, así logró ponerlos más suaves. El resultado fue excelente y el hombre le contó a toda la gente en la zona sobre los guantes excelentes de Erika. Así comenzó el invento de los guantes “Lovikka” que sobre todo los niños han usado mucho en los países fríos.

Como un último detalle agregó los colores tradicionales de los indígenas sami con una trenza colgante qué era para poder guindarlos a secarse. La demanda aumentó tanto en la zona donde vivía Erika que tuvo que enseñarles a varias mujeres cómo fabricar los guantes “Lovikka” y todo el mundo comenzó a usar sus guantes. Con el invento hicieron una pequeña fábrica, pero fue primero en 1961 que Erika obtuvo una patente por su producto. Pero por lo menos ya la habían salvado económicamente y los guantes se volvieron un éxito internacionalmente que Erika jamás hubiera esperado. Según Minnenas Journal entrevistaron a Erika en el periódico local en 1936, le preguntaron cómo inventó los guantes Lovikka, sólo contestó: “Fue dios quien me dio la idea y que me ayudó, gracias a ello hemos podido criar a nuestros hijos sin pedir ayuda ajena.”

Fuente: Minnenas Journal.

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