Quiere animar a su hermana en el hospital con pedorretas en la barriga– entonces se produce el milagro

No hay nada peor que ver a un niño gravemente enfermo. 

Cuando nació Poppy, su padres, Amy y Stephen Smith, vieron que algo iba mal. La niña nació antes de tiempo y los médicos constataron que tenía el síndrome de Moebius, una enfermedad rara que hace que los músculos de la cara no funcionen como deberían, lo que le dificulta comer y hablar. 

La pequeña Poppy pasó entonces a cuidados intensivos, donde fue haciendo grandes progresos. Sus padres comenzaron entonces a pensar que quizá su pequeña pudiese desarrollarse como una niña normal. 

Cuando tenía 15 meses comenzó a andar, sus padres se pusieron muy contentos por el paso adelante que suponían sus pequeños pasos. Pero Poppy tenían aún problemas para hablar y no podía reír debido a su enfermedad. 

Pero justo cuando la niña iba a cumplir dos años ocurrió lo que nunca debería haber ocurrio, Poppy enfermó gravemente. 

La madre de Poppy la encontró inconsciente en la cama y la llevó rápidamente a los servicios de urgencias del hospital de Furness General Hospital, en Barrow, en Inglaterra. 

Los médicos vieron que los pulmones de la pequeña estaban llenos de líquido y Poppy tenía una falta de oxígeno en el cerebro, lo que le produjo daños cerebrales. Su estado empeoró y los médicos dijeron que podría no sobrevivir. 

La familia pasó la Navidad en el hospital y estaban aterrados pensando que podrían ser sus últimas Navidades con Poppy. Los hermanos de la pequeña, Elisha, de 14 años, Macey, de 12, y Alfie, de 11, estaban al pie de su camita para cuidarla todo el tiempo. 

Su hermana Macey intentó animar a Poppy haciéndole unas pedorretas en el estómago, escribe el periódico Mirror.

Y entonces ocurrió lo que nadie pensó que fuese posible.

Poppy comenzó a reír – por primera vez en su vida. 

«Macey sopló en su barriguita y Poppy comenzó a reír. No podíamos creerlo», cuenta el padre de las niñas.

Después de esto Poppy comenzó a dar pequeños pasos en su recuperación. Unas semanas después podía gatear y hablar más de lo que había hecho antes de sufrir los daños cerebrales. 

Fue un milagro. 

«Ahora estamos seguros de que Poppy va a caminar y hablar otra vez. Ha sido una luchadora desde que nació».

¡Qué increíble historia! De verdad que Poppy es una luchadora. Espero que pueda crecer sana y feliz, y seguro que todo el amor que tiene a su alrededor son una gran motivación para la pequeña. 

Esta historia es una muestra más de que nunca hay que perder la esperanza. ¡Comparte si estás de acuerdo!