Recientemente, una mujer australiana llamada Jacinta Masters visitó una tienda de ropa con el corazón destrozado. Tenía que devolver unos vestiditos que había comprado para su bebé.
Sin embargo, al llegar a la caja se encontró con un problema. No llevaba la tarjeta que usó para comprarlas y así poder efectuar la devolución.
Jacinta se derrumbó frente a la cajera y los otros clientes en la fila.
Explicó que no tenía la tarjeta y que se tenía que ir en seguida al hospital para que le indujeran el parto y así dar a luz a Sammy, su bebé muerto.
Cuando Jacinta explicó entre lágrimas su situación, la cajera lo entendió inmediatamente y su jefe hizo una excepción e ignoró la política de la tienda, devolviendo a Jacinta su dinero.
Después preguntó a Jacinta si tenía una manta para envolver a Sammy en el hospital - y aquí es donde la historia dio todo un giro.
Jacinta, una madre australiana, escribió recientemente una historia muy conmovedora en Facebook:
«Ésta es una carta abierta a Jo, la hermosa mujer que me atendió en Best and Less esta mañana».
«No me conocías, pero yo fui a Best and Less esta mañana para devolver unos vestiditos para el bebé que todavía portaba en mi vientre».
«Me dijeron que no podía devolverlos porque no tenía la tarjeta que usé para comprarlos. Me derrumbé y expliqué que no la tenía y que estaba de camino al hospital para que me indujeran el parto de mi bebé muerto, y que quería devolverlos ahora porque no quería verlos o lidiar con ellos cuando volviera a casa».
«Y un segundo después de decir esto vi sinceridad en tu cara. Hiciste que tu jefe pasara por alto esta política para que me devolvieran mi dinero».
«Luego me preguntaste si tenía una manta para envolverlo. No la tenía. Era una de las cosas que tenía que comprar esa mañana».
«Viniste y me diste un gran abrazo y me dejaste llorar en tu hombro. Entonces me llevaste a la sección de mantas y me ayudaste a elegir una azul con nubes blancas».
«Era perfecta».
«En la caja traté de pagar por ella, pero me devolviste el dinero y la pagaste de tu propio bolsillo. Lloré un poco más. Y te dije que eras un ángel».
«No tenía palabras, no sabía cómo agradecértelo».
«Lloré durante todo el camino al hospital. Me senté frente al hospital durante 15 minutos, llorando y abrazando la manta de mi bebé».
«No te conozco y tristemente no sé ni tu nombre».
«Pero te quiero hacer saber cuán agradecida estoy de haberte conocido y por lo que hiciste por mí y mi pequeño Sammy».
«NUNCA olvidaré lo que hiciste por mí y mi bebé».
«Relamente eres un ángel. ¡Gracias desde el fondo de mi corazón!»
Por favor, comparte esta bella y triste historia si también te conmovió el gesto de la cajera.
Con suerte, la historia de Jacinta hará que más personas abran sus corazones cuando extraños pasan por tiempos duros.
