La mayoría de la vida de Abby Furco ha estado llena de una cosa: cáncer.
Diagnosticaron a la pequeñita con leucemia en 2011, cuando solamente tenía cuatro años.
Los médicos le dijeron a los padres que su querida hija tenía un 20 por ciento de probabilidad de sobrevivir.
”Quedamos devastados», le dice la madre de Abby, Patty Furco, a People y sigue.
”Los médicos explicaron más o menos que iba a morir, había muy poca esperanza.»
Durante los siguientes seis años, la familia Furco hizo todo lo que pudo para darle la mejor vida posible.
Le hicieron un transplante de médula, quimioterapia y participó en un proyecto con medicinas de prueba.
”Tratamos de llenarla de amor, como sabíamos que la podíamos perder», dice Patty.
«Habían momentos que no sabíamos si iba a sobrevivir, ha tenido tantas infecciones que la pudieron haber matado. Todo lo que podíamos hacer era mirar su lucha y tratar de hacer que se sintiera bien».
En octubre 2013 hubo un rayo de esperanza. Abby había terminado sus tratamientos y durante un año «bello» pudo ser com una niña normal y disfrutar de la vida. Iba al colegio, jugaba fútbol y se metió a los scouts.
Pero el siguiente septiembre el cáncer regresó, y esta vez era peor que nunca.
«Abby no se podía mover, todos los movimientos le dolían y perdió el habla», cuenta Patty.
Le hicieron otro transplante de médula en febrero de 2015, pero 15 días después se empeoró cuando la médula empezó a atacar el propio tejido y hacerle daño.
El próximo mes los riñones de Abby casi que no daban más. La pusieron bajo cuidados intensivos y los médicos les dijeron a los padres que tenían que llevarla a diálisis, o si no iba a morir en 48 horas.
Era hora de despedirse.
”Los médicos dijeron que era hora de dejarla ir, ella solamente estaba despierta una hora por día», dice la madre Patty.
”Empezamos a preparar a nuestras otras hijas de que su hermana iba a morir.”
Pusieron a Abby en una sección donde ponen a los pacientes que no les queda mucho tiempo. Sus abuelos volaron a la ciudad para despedirse de su amada nieta.
Pero luego ocurrió un milagro – Abby se despertó.
«Lo primero que nos dijo fue ‘tengo tanto por vivir'», recuerda Patty.
– No podíamos creerlo, en días, semanas y meses, comenzó a caminar y sentirse cada vez más fuerte, es un milagro verdadero, dice su madre Patty a People.
Los médicos están de acuerdo – no hay una explicación para la recuperación de Abby.
A Abby le dan medicamentos dos veces al día y su pronóstico todavía es inseguro, pero su familia tiene esperanza.
¡Ellos viven en el presente y disfrutan de todo valioso momento que tienen con su pequeñita!
”La vimos morir y regresar a la vida. Ahora miramos hacía adelante.”
Esta historia, a pesar de lo terrible que es el cáncer, muestra que siempre hay un poco de luz en la oscuridad.
El apoyo que la familia, los amigos y desconocidos le han dado es increíble – y ha ayudado a esta niñita a pasar por cosas tan horribles.
En junio de 2017, Abby retiró sus catéter Hickman, utilizado para dar la quimioterapia. ¡Un gran avance!
Nadie pensó que Abby iba a sobrevivir cuando la diagnosticaron con leucemia en 2011, pero a pesar de todas las pruebas, la niña valiente ha demostrado que no va a rendirse.
¡En setiembre esta luchadora cumple 11 años! Y claro que esto se tiene que celebrar con los mejores amigos y la familia.
La historia de Abby me conmovió mucho, no puede contener las lágrimas. Ahora cruzo los dedos para que esta pequeñita pueda seguir viviendo su vida – lejos de cáncer y hospitales.
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