El primer día de escuela es bastante aterrador para casi todos los chicos. Preocupación por encontrar a sus compañeros de clase del curso anterior, inseguridad ante la posibilidad de no encontrar a ningún amigo a la hora de sentarse en el comedor, y los alumnos más mayores.
Incluso el ir ya a la escuela puede llegar a ser problemático para algunos.
Y este fue el caso del chico de 11 años, protagonista de esta historia.
Cuando Tom O’Brien, de 15 años, y sus dos amigos Harry Campbell y Dylan Robson, volvían a casa el primer día de clase, escucharon unos sollozos en la parte de atrás del autobús. En vez de ignorarlo, se acercaron al chico que lloraba y le preguntaron qué era lo que había ocurrido.
El chico les contó entre lágrimas que se había subido en el autobús incorrecto y que no sabía cómo volver a casa. Estaba muy confundido y no tenía ni idea de lo que tenía que hacer.
Pero Tom si sabía lo que debía hacer. Le dijo al chico que se bajara del autobús en la siguiente parada mientras él llamaba a un taxi. Incluso sacó dinero para pagarle al chico el trayecto del taxi.
Pero no solo eso. Tom y sus amigos se bajaron también del autobús con el muchacho y esperaron hasta que llegó el taxi.
La madre de Harry contó después a The Independent que los chicos incluso habían llamado a la empresa del taxi para asegurarse de que el niño había llegado a casa sano y salvo.
No les cobró la carrera
El taxista entendió lo que había ocurrido y se emocionó, de manera que no les cobró la carreta en taxi.
Ruth Furlong, la madre de otro niño que estaba en el mismo autobús, vio lo que había ocurrido y elogió en Facebook a los chicos por su amabilidad y su solidaridad. Escribió lo siguiente: » Hay chicos realmente bien educados».
Es una suerte que Tom y sus amigos estuvieran en el mismo autobús. Creo que tanto el chico como su familia les estarán eternamente agradecidos a Tom, Harry y Dylan.
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