El marimonio no es sólo la unión entre dos personas, también supone la unión de dos familias.
Algunas veces esto funciona, otras no mucho.
Puede que que lleve un tiempo el que todos se conozcan, pero a veces no es hasta demasiado tarde que uno aprende a apreciar a la gente que le rodea.
Cuando Scott Mann conoció a su suegra por primera vez, inmediatamente pensó que iba a ser difícil que fueran buenos amigos.
Pero tras siete años de matrimonio, la vida dio un giro dramático. A la mujer de Scott le diagnosticaron leucemia con sólo 30 años.
A raíz de esta tragedia Scott descubrió algo muy importante que ahora quiso compartir.
Aquí está la sobrecogedora carta de Scott:
Esta es Sharon.
Ella me enseñó que es importante ver a las personas por lo que son y no por lo que aparentan.
Cuando conocí a mi exsuegra me fue difícil entender su acento del sur de Virginia. Ella parecía un poco mandona con esos modales pasivo agresivos, pero sabía que ella era importante para el amor de mi vida, así que la acepté a regañadientes como algunos de nosotros hacemos cuando no hay más remedio que vincularnos a una nueva familia.
Después de 7 años todavía no la conocía.
Cuando mi exmujer contrajo leucemia a los 30 años, cuando le dieron un 10% de posibilidades de sobrevivir un año, cuando nuestro mundo quedó destrozado y cambió para siempre, Sharon tranquila y firmemente se metió en el rol para el que nació. Se mudó, con su marido vietnamita enfermo a nuestra casa y se convirtió en la cuidadora de mi esposa también.
Durante un periodo de dos años compró gran parte de las provisiones, cocinó casi cada comida, hizo casi toda la colada y la limpieza, llevó en coche a ambos enfermos a casi cada una de las más de 300 citas médicas, organizó miles de pastillas y se aseguró de que se las tomaran a tiempo a cada hora del día.
E hizo esto mientras ella misma fue diagnosticada de cáncer mientras cuidaba de todos los demás. Cuando le hicieron la mastectomía, cuando le hicieron quimioterapia.
Ella murmura mientras trabaja. Habla sola cuando no hay nadie en la habitación y hace su tarea con humildad y gracia.
Tomé esta foto antes de salir a trabajar un día. Ella no sabía que estaba ahí.
Esto, amigos, es cómo se ve la grandeza en un momento tranquilo. Esperando a que se cueza la avena para su hija, como hizo otras 300 veces desde que ella enfermó. Ha perdido el pelo por la quimioterapia. Rechaza a toda costa dejar de cuidarlos.
Creo que todos podemos aprender algo de la conmovedora historia de Scott. Siempre habrá gente en la vida, algunos incluso en nuestras propias familias, que nos cuesta amar. Sin embargo, es preciso tener una mente abierta: tras años sintiéndose molesto con un miembro de la familia que él «heredó», Scott finalmente se dio cuenta de lo increíble que es su suegra.
Por favor, ayúdale a compartir y difundir este mensaje.