Yo creo que la mayoría de la gente dice que "yo tengo la mejor mamá del mundo". Yo por lo menos lo siento así. Mi mamá siempre me ha dado mucho amor, cariño, seguridad y felicidad en la vida y yo nunca la voy a poder agradecer lo suficiente. Desafortunadamente me parece que nuestras madres no reciben el agradecimiento que se merecen por todo lo que hacen. Simplemente piensen en todas las horas que se gastan llevando a los niños al colegio, entrenamiento, todas las horas que se pasan cocinando y todo lo otro que incluye en el "trabajo" de ser mamá. Este historia se trata de este tema, yo creo que la historia fue inventada justamente para crear conciencia sobre el hecho de que ser madre es mucho más que un trabajo. Es un estilo de vida. Lee como esta mamá de una forma excelente le explica a una desconocida creída lo que significa ser madre. ¡A mi me parece que esto es genial!
Una vez escuché sobre una mujer, llamada Emily, que iba a renovar su licencia de conducir en Estados Unidos cuando le preguntaron que que trabajaba. Ella quedó un poco confundida, no sabía bien como titularse.
“Lo que quiero decir”, explicó la mujer de la recepción, “es si tienes un trabajo o si eres…”
”Por supuesto que tengo un trabajo”, dijo Emily con voz decidida. “Yo soy mamá.”
“No aprobamos el titulo mamá como profesión. Pero ama de casa funciona bien”, respondió la mujer.
A mi se me olvidó su historia hasta que estaba en la misma situación. Esta vez en el ayuntamiento de la ciudad. Desde lejos se notaba que la mujer que me recibió se preocupaba mucho por su carrera, era creída y seguramente tenía un título bonito.
“Con qué trabajas”, preguntó con voz alta y decidida, y con tono despreciativo.
No sé por qué respondí como lo hice, las palabras simplemente se me salieron de la boca.
“Yo soy asistente de investigación en el campo del desarrollo infantil y las relaciones humanas.”
La mujer se quedó callada y su mano quedó como congelada. Me miró como si no había escuchado lo que le dije. Por esto repetí mi título otra vez, y las palabras importantes las dije con más claridad. Luego vi como la mujer con un lapicero grueso escribió mi título en el formulario.
“Puedo preguntar”, dijo la mujer con gran interés, “qué es exactamente lo que haces en tu trabajo?”
Calmadamente me escuché a mi misma decir: “Justamente ahora trabajo con un programa de investigación que se realizamos fuera y dentro del laboratorio (lo que quiere decir por dentro y por fuera).
“Estoy sacando mi examen y ya me han dado cuatros lindos diplomas (mis cuatro hijas). Por supuesto que mi trabajo es uno de los trabajos más exigentes (¿alguna mamá que está de acuerdo?) que uno puede tener. Y muchas veces trabajo pases de 14 horas (tal vez 24 horas es más cerca de la verdad). Pero el trabajo es mucho más pesado que los otros trabajos y la recompensa es más bien satisfacción personal en vez de dinero.”
La voz de la mujer fue cambiando y me vio con más respeto mientras que llenaba el formulario. Cuando estaba lista ella misma me llevó a la puerta.
Cuando entré a mi garaje, contenta con mi lindo título, me encontré con mis asistentes del laboratorio – de 13, 7 y 3 años. Un piso arriba podía escuchar nuestro nuevo programa de investigación (mi bebé de 6 meses) y podía escuchar que el programa de desarrollo de niños iba marchando y hacia adelante.
Sentí la dulzura de la victoria. Le había ganado a los burócratas. Y en el sistema había quedado registrada como una persona más importante e indispensable para la humanidad que “una madre ordinaria”.
Ser mamá: Qué carrera tan fantástica. Especialmente cuando hay un título lindo en la puerta.
Con esta lógica todas las abuelas son “súper expertas de alto nivel en el campo del desarrollo infantil y las relaciones humanas”, mientras que las tías se convierten en “consultores en el campo del desarrollo infantil y relaciones humanas.” ¿Lindos títulos, cierto? Em>
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