Tres graves fallos de seguridad provocaron la trágica muerte de la princesa Diana, según su antiguo guardaespaldas, Ken Wharfe.
Es casi increíble que hayan pasado 30 años desde aquella trágica noche en la que el mundo perdió a una figura emblemática, humanitaria y madre cariñosa de dos niños. Muchos aún se preguntan qué aspecto habría tenido Diana hoy, qué papel habría desempeñado y cómo habría influido aún en el mundo.
Primer encuentro con Diana
Ken Wharfe trabajó estrechamente con la princesa Diana durante seis años y la recuerda con cariño. Destaca especialmente su agudo sentido del humor y describe como un gran honor haber formado parte de su vida. Desde el primer encuentro, se dio cuenta de lo auténtica que era Diana.
Cuando entré en la sala, me presentaron y Diana me dijo: «No te envidio, Ken, por tener que cuidar de mis hijos. Pueden ser un terrible incordio», declaró Ken Wharfe a The Sun.
En ese mismo momento, el joven príncipe William se apartó del piano que había estado intentando tocar y protestó: «¡No, no somos una terrible molestia!». Al mismo tiempo, como para apoyar lo dicho por su madre, Harry se cayó de una mesa.
Diana se levantó inmediatamente y les dijo: ‘Venid aquí, los dos’, antes de echarlos de la habitación. Ni siquiera había tenido tiempo de decir una palabra», recuerda Ken Wharfe.
Poco después, ella regresó, sacudió la cabeza y dijo: «¿Ves lo que quiero decir, Ken?».
Fue en ese momento cuando todo cambió para Wharfe. De repente, no estabas hablando con la realeza, estabas hablando con una madre, una mujer joven con la que realmente podías identificarte.Y esa, dice, era la esencia de Diana, una mujer llena de diversión, risas y, a veces, una profunda tristeza.
Un conductor peligroso al volante
Wharfe trabajó como su guardaespaldas personal de 1987 a 1993 y está convencido de que la Princesa Diana estaría viva hoy si ciertas decisiones se hubieran tomado de otra manera.
Uno de los errores fatales, según Wharfe, fue la elección del conductor en aquella fatídica noche de agosto de 1997. Diana viajaba con su novio, el productor de cine egipcio Dodi Fayed, así como con el jefe de seguridad del Ritz, Henri Paul, que iba al volante, y el guardaespaldas de Dodi Fayed, Trevor Rees-Jones, que fue el único superviviente del accidente.
Por desgracia, Henri Paul había bebido antes de ponerse al volante aquella noche, e iba demasiado rápido cuando el coche chocó contra el pilar número 13 del túnel del Puente del Alma de París.
Ken Wharfe está convencido de que la princesa Diana podría haber sobrevivido si otra persona hubiera conducido el coche.
«Lo único que podría haber salvado la vida de Diana aquella noche era que hubieran echado al conductor y dejado conducir a Rees-Jones», dice Wharfe.
«Pero no podía porque no podía hablar con Dodi Fayed: recibía órdenes de él. Y es una pena porque si Rees-Jones hubiera tomado esa decisión, si hubiera quitado a Henri Paul del volante, tú y yo no estaríamos teniendo esta conversación hoy».
Una huida fallida de los paparazzi
En un principio, Diana y Dodi habían planeado un viaje corto desde el hotel Ritz hasta un apartamento cerca de los Campos Elíseos.
Otro error fatal de aquella noche fue la falta de planificación y coordinación. Según Wharfe, la tragedia podría haberse evitado por completo si el equipo de seguridad de Dodi y Diana hubiera cooperado con la policía local en lugar de ignorarla y considerar a la prensa como «el enemigo».
Para escapar de los paparazzi, idearon una maniobra de distracción. Un Range Rover se situó en la entrada principal del Ritz con el conductor habitual de Dodi al volante, mientras Diana y Dodi abandonaban en secreto el hotel por la salida trasera en un Mercedes negro blindado.
Pero había un gran problema. Henri Paul había sido llamado para conducir, y tenía una tasa de alcoholemia cuatro veces superior al límite legal en Francia.
La alta velocidad, los paparazzi y la falta de un plan hicieron que todo acabara de la forma fatal que todos conocemos, el automóvil se estrelló a más de 100 km/h y Diana perdió la vida pocas horas después.
La falta de un equipo de seguridad
Según Ken Wharfe, el error más evitable fue la decisión de Diana de renunciar a su equipo de seguridad de Scotland Yard. Tras su separación del Príncipe Carlos en 1992, acabó optando por renunciar a su protección real.
Wharfe recuerda que intentó hacerla cambiar de opinión unas semanas antes. Ella le dijo: «Siempre se te ha dado bien dar consejos. Si hubiera un consejo que me tuvieras que dar, ¿cuál sería?»
Su respuesta fue alta y clara: «Te ruego, te imploro que no renuncies a tu protección de Scotland Yard, porque te hemos dado la libertad que deseabas. Hemos roto reglas para darte la normalidad que ansías, y no hay razón para que eso no continúe».
A pesar de las advertencias de Wharfe, Diana despidió a todo su equipo de seguridad apenas cuatro semanas después. Wharfe está convencido de que si la reina Isabel hubiera insistido en que los mantuviera, Diana habría accedido.
No se puede obligar a nadie a tener seguridad, tiene que aceptarla él mismo. Pero el hecho de que no se la ofrecieran fue su forma de decir que quería una nueva vida.
La muerte de Diana causó conmoción en todo el mundo. Su funeral fue un momento histórico de luto, y las imágenes del vehículo destrozado aún permanecen en la mente de muchos.
Más de dos décadas después, aún se debate qué podría haber salvado a Diana. Pero para Ken Wharfe, la respuesta está clara: tres decisiones sellaron su destino aquella fatídica noche. ¿Cuál es tu opinión? ¿Estás de acuerdo con él?
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