
Mucha gente da por sentado que tener hijos es un hecho para las parejas casadas, pero la realidad es distinta para muchos. Courtney y Eric Waldrop sufrieron varios desgarradores abortos espontáneos antes de convertirse en padres.
Con la ayuda de tratamientos de fertilidad, pudieron dar la bienvenida al mundo a sus deseados hijos. Solo que las cosas no salieron exactamente como habían imaginado.
Courtney y Eric tardaron casi cinco años en dar la bienvenida a su primer hijo, Saylor. Aunque sabían que querían tener más hijos, pronto se enfrentaron a problemas para concebir. Courtney sufrió varios abortos espontáneos, y cada vez la familia los vivía con la misma tristeza.
Pero no se rindieron. Cuatro años después del nacimiento de Saylor, en enero de 2012, sus sueños se hicieron realidad cuando dieron la bienvenida al mundo a los gemelos Wales y Bridge. Esta vez con la ayuda de un tratamiento de fertilidad.
Fue también durante este tiempo cuando los médicos descubrieron que Courtney padecía un trastorno de la coagulación que complicaba futuros embarazos. Pero justo cuando pensaban que todo iba bien, ocurrió algo que sacudiría su mundo de una forma que nunca hubieran imaginado…
Se conocieron en el colegio
Courtney y Eric Waldrop, una pareja de Albertville, en Alabama, Estados Unidos, y tienen una historia de amor que empezó mucho antes de darse el «sí, quiero» en 2004. Se conocieron en la escuela secundaria, y su vínculo no hizo más que estrecharse con el tiempo. Desde el principio supieron que querían formar una gran familia juntos. Pero el camino para hacer realidad ese sueño no siempre es tan fácil como parece a primera vista. Courtney y Eric tardaron casi cinco años en dar la bienvenida a su primer hijo, Saylor. Aunque sabían que querían tener más hijos, pronto se enfrentaron a problemas para lograr el embarazo. Courtney sufrió varios abortos espontáneos.
Cuatro años después del nacimiento de Saylor, en enero de 2012, dieron la bienvenida al mundo a sus gemelos, Wales y Bridge. Esta vez, con la ayuda de tratamientos de fertilidad tras soportar el dolor de perder varios embarazos. Fue también durante este tiempo cuando los médicos descubrieron que Courtney padecía un trastorno de la coagulación que complicaba futuros embarazos. Aun así, estaban decididos a tener una familia más numerosa.
Cuando decidieron intentar tener un cuarto hijo, Eric lo dejó claro: no quería volver a tener más hijos. Pero la vida se interpuso. Tras otro aborto espontáneo, los médicos recetaron a Courtney una dosis baja de tratamiento de fertilidad.
– ‘No me dieron una dosis muy alta en absoluto’, dijo Courtney.
Conmoción en la ecografía
Entonces llegó el momento que lo cambió todo. Una prueba de embarazo positiva les llevó a una ecografía rutinaria, donde se llevaron el susto de sus vidas. Cuando la enfermera miró la pantalla, se quedó pálida.
– «Son seis», dijo en voz baja, mientras Eric solo podía mirarla con incredulidad.
– «Casi me desmayo, literalmente», dice.
Las probabilidades de quedarse embarazada de sextillizos, es decir, de seis hijos, con la medicación que Courtney estaba tomando eran de una entre cinco millones. Y sin embargo, contra todo pronóstico, eso es exactamente lo que ocurrió.
– La mayoría de la gente cree que fue in vitro y que implantamos seis embriones, pero no fue así. El fármaco era solo un medicamento oral que ayuda a la ovulación.
Dados los enormes riesgos asociados a gestar seis bebés, los médicos aconsejaron a Courtney y Eric que consideraran la reducción selectiva, un procedimiento para reducir el número de fetos y dar a los demás más posibilidades de sobrevivir. La idea de perder a alguno de los bebés era inimaginable, y Courtney, abrumada por la emoción, rompió a llorar.
– «Lo único en lo que podía pensar era en cómo podía llevar a seis bebés sin que me pasara nada, para poder estar ahí para mis tres hijos pequeños», cuenta Courtney.
La decisión lo cambió todo
Ante tal incertidumbre, los Waldrops tomaron una decisión que lo cambiaría todo. Optaron por no reducir el embarazo, a pesar de los graves riesgos.
– «Fue como si nos quitaran un peso de encima. Fue la primera vez que sentí felicidad desde que me enteré del embarazo», cuenta Courtney.
El 11 de diciembre de 2017, su familia de cinco miembros se amplió a seis pequeñas vidas más. Courtney y Eric dieron la bienvenida a tres niñas -Rivers, Rayne y Rawlings- y tres niños -Blu, Tag y Layke-. Pero aunque sus corazones estaban llenos de alegría, sus mentes también estaban llenas de preocupación. Los sextillizos nacieron de forma prematura, antes de las 30 semanas de gestación, y existía un riesgo real de complicaciones tanto para los bebés como para Courtney.
– «Estaba aterrorizada», dice Courtney.
– «Soy una mujer menuda y lo primero que pensé fue cómo me las arreglaría para tener seis hijos sin que les pasara nada ni a ellos ni a mí. Había mucho miedo. No sabíamos qué hacer ni qué pensar».
A pesar del miedo, su fe en Dios nunca flaqueó, donde podían encontrar consuelo.
– «Creemos que nunca nos lo habríamos planteado», afirma Courtney sobre la propuesta de reducción selectiva.
– «Pero con los riesgos que conlleva, ningún médico podía responder de lo que podría ocurrir. Los riesgos son reales para mí y para los bebés. Cuando nos dejamos llevar y se lo confiamos todo a Dios, se nos quitaron esos miedos, aunque sabíamos que los riesgos seguían ahí».
Cómo fue el parto de los sextillizos
En noviembre de 2017, Courtney fue puesta en reposo en cama a las 24 semanas de gestación, en un intento de evitar el parto prematuro. Había sido profesora durante 14 años, pero a Courtney le resultó imposible trabajar cuando su vientre empezó a hincharse. Justo a tiempo para Acción de Gracias, fue hospitalizada, rodeada de médicos que preparaban la llegada de los sextillizos.
Finalmente, a las 29 semanas y seis días, los bebés nacieron por cesárea después de que Courtney rompiera aguas. Perdió mucha sangre y necesitó una transfusión. Pero, contra todo pronóstico, los seis bebés nacieron, pesando algo más de dos kilos cada uno, y estaban bien. El viaje estaba lejos de terminar, pero tras casi dos meses en la unidad de cuidados intensivos neonatales, el milagro de la familia Waldrop se hizo realidad. El 3 de febrero, Rivers y Rawlings, dos de las niñas, fueron las primeras en irse a casa. El 17 de febrero, Rayne se unió a ellas. Y el 23 de febrero, los seis bebés estaban en casa con sus hermanos mayores, Saylor, Wales y Bridge.
Cómo viven hoy los sextillizos y su familia
Por supuesto, al principio la familia vivió momentos muy ajetreados. Courtney reflexiona:
– «Había días en los que apenas sobrevivíamos, pero estábamos demasiado ocupados para darnos cuenta. Cambiábamos 100 pañales al día y les dábamos 100 biberones al día. En aquel momento era agotador, pero ahora que lo recuerdo, lo echo de menos. Me encantaría volver, aunque fuera por un tiempo, y asimilarlo todo».
En 2025, los sextillizos Waldrop parecen disfrutar de la vida como cualquier otro niño de siete años. Su casa sigue llena de alegría y su increíble viaje sigue inspirando a otros. Courtney, su madre, se ha convertido claramente en una especie de influencers con casi 700.000 seguidores en Instagram, donde comparte con regularidad imágenes de su vida cotidiana.
Recientemente, Courtney publicó una actualización de las celebraciones del cumpleaños de los sextillizos y reflexionó sobre los retos que precedieron a la fiesta:
– Al ritmo que íbamos, no estaba segura de si llegaríamos a celebrar una fiesta o no. Pero cuando seis pequeños te preguntan 60 veces al día cuándo será su fiesta… ¡¡¡al final lo consigues!!! escribió la mamá y continuó:
– Su fiesta estaba programada para el día en que mi padre falleció. Esa mañana, cuando hablamos por teléfono, le dije a mi padre que le veríamos en cuanto terminara la fiesta. Sin duda, él habría querido que siguiéramos adelante con la fiesta de cumpleaños. Al final lo hicimos, y los sextillizos se lo pasaron en grande.
Su celebración estuvo llena de amor, risas y un recuerdo agridulce de lo lejos que han llegado. A pesar de todo, la familia Waldrop ha aprendido a seguir adelante y a disfrutar de cada momento juntos. El viaje de la familia Waldrop es asombroso. Desde los duros momentos de la infertilidad hasta el milagro de dar la bienvenida a seis bebés simultáneamente en sus vidas. Han demostrado cómo son el amor verdadero y la perseverancia. A pesar de todas las dificultades, se han mantenido unidos y han conseguido salir adelante.
Ahora su casa está llena de risas, amor y todo el caos que conlleva formar una gran familia. Su historia es un hermoso recordatorio de que, por muy duro que sea, lo mejor de la vida suele venir de lo inesperado.
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