Los niños son fantásticos y a menudo son capaces de ver cosas de las que los adultos no nos damos cuenta. No sé si esta historia es cierta al cien por cien pero quería compartirla con vosotros como recordatorio de que no debemos olvidar que hay mirar más allá de las apariencias. A veces pequeños comentarios pueden alegrar a un desconocido. La madre de esta historia recibió una gran lección de su hijo de 6 años. Madre e hijo tenían dos puntos de vista completamente diferentes con respecto del hombre en silla de ruedas con el que se encontraron. A veces me gustaría que más personas pensaran como este niño de 6 años y así el mundo sería un mejor lugar en el que vivir.
“Hace unos años estaba con mi hijo de 6 años en una galería comercial. Estábamos en una tienda de juguete en la que lo juguetes estaban apilando desde suelo hasta el techo.
Dentro de la tienda vimos a un hombre joven con barba que iba en silla de ruedas, imaginé que como consecuencia de algún accidente ya que le faltaban las dos piernas y tenía varias cicatrices en la cara.
Cuando mi hijo vio al chico en silla de ruedas dijo en voz alta: ¡Mira a ese hombre, mamá!
Yo hice lo que cualquier madre haría en esa situación y le dije que era de mala educación señalar. Mi hijo se soltó de mi mano y fue corriendo hacia el chico en silla de ruedas, se puso en frente de él y le dijo:
¡Me gusta mucho tu pendiente! ¿Dónde lo has encontrado?
Al chico se le puso una gran sonrisa y se le iluminó la cara. El joven su puso muy contento con el comentario de mi hijo. Después siguieron hablando unos minutos sobre el pendiente y otras cosas. Lo que pasó dejó huella en mí. Donde yo había visto cicatrices y una silla de ruedas, mi hijo de 6 años vio a un chico muy interesante.
A veces necesitaríamos volver a ser niños para ver la vida desde un punto de vista más sano. Me han encantado el mensaje, si a ti también te ha gustado ¡compártelo!