Robert Hoge no tenía la apariencia de un niño "normal" cuando nació en Australia hace 44 años, pero es precisamente eso lo que hace su historia única y especial.
Robert nació con un tumor gigante en la cara. Sus piernas estaban tan deformadas que los médicos no tuvieron más remidio que amputarlas.
Cuando nació, su madre estaba tan impactada por su aspecto que casi no podía mirarlo. No quería saber nada de Robert.
Su madre tuvo que luchar mucho para aceptar las malformaciones de su hijo, y era bastante honesta y abierta al hablar de lo duro que estaba siendo.
Pero antes de que la juzguen, tienen que saber que su madre no ha sido la mala de esta historia.
Espera a conocer su increíble historia hoy, con 44 años, y cómo su ella ha influido en su vida.
Hace 44 año la madre de Robert daba a luz a su quinto hijo, Robert. Pero su recién nacido era especial.
Nació con un gran tumor entre los ojos y con las piernas totalmente deformadas.
Sus padres se quedaron muy impactados cuando vieron la cara de su hijo. Era difícil mirar al niño la primera semana, y la madre no quería llevárselo del hospital a casa.
Se sentía tan mal que hubiera prefierido que su hijo muriera.
«Es tan feo», le decía la madre a su hermana.
Pero al final la madre de Robert vio que estaba totalmente equivocada. Aprendió, lentamente pero sin pausa, a aceptar el aspecto de su hijo.
Después de una gran reunión familiar, decidieron que Robert iría a casa con ellos. Los cuatro hermanos estaban seguros de que querían a su hermano en su casa, con la familia.
La madre estaba muerta de miedo cuando pensaba que tenía que cuidar de un niño con necesidades especiales, y sabiendo que su familia sería tratada de forma diferente, ridiculizada, por el aspecto de Robert.
Robert entiende ahora la preocupación y el malestar de su madre.
Y pronto Robert tuvo que empezar a someterse a operaciones.
Recibió el apoyo siempre de la famila, que estaba ahí para él cuando el duro proceso comenzó.
Los cirujanos quitaron parte del tumor de la cara y le reconstruyeron la nariz, usando cartílagos de los dedos de sus pies.
Pero las piernas de Robert estaban tan mal que los médicos se vieron obligados a amputarlas y reemplazarlas por prótesis.
En septiembre de 2016 explicaba Robert a NPR cuánto sentía él los sentimientos de su madre incluso siendo muy pequeño, y cómo ha llegado a aceptarlos y a aprender de ellos.
A veces yo estaba preocupado y tenía miedo, comprensible, y no entendía realmente qué significaba. Pero un día lo vi todo claro como el agua. Es como una película que tiene muchas partes tristes pero un final feliz. Cuando supe que mis padres y mis hermanas habían decido aceptarme como era… Fue un sentimiento increíble”.
Robert cuenta que ahora él sólo tiene sentimientos positivos hacia su madre y su familia.
”Todos han sido fantásticos, cariñosos y considerados», cuenta Robert.
Incluso antes de que Robert cumpliera 30 años se convirtió en padre de dos hijas y marido.
Robert dice que ha aprendido mucho sobre la paternidad con la propia experiencia de sus padres.
Robert es hoy un periodista reconocido, y trabaja tamibén como escritor e impartiendo charlas de motivación.
Es honesto y divertido, siempre él mismo, auténtico.
Hace tres años que publicó su libro ”Feo”.
”Un niño que creció pensando que era normal, pero que poco a poco fue viendo que no lo era, en una sociedad en la que se da tanta importanacia a la apariencia. Y cómo él «floreció» al aceptar lo que era, sintiéndose orgulloso de lo que es», dice en su libro.
Robert se ha negado a hacerse más operaciones que hubiesen mejorado su aspecto.
Él quiere ser exactamente como es. Algo de lo que todos deberíamos aprender.
Comparte la increíble historia de Robert para animar a otros a aceptarse a sí mismos tal y como son.