Hace unos años un par de amigos de los animales visitaron un refugio de perros en Tokio, en Japón.
Los habían llamado para ayudar a un gran perro que había sido abandonado por su dueño en la calle.
Estos amantes de los animales se quedaron horrorizados al ver el estado en el que se encontraba el perro, llamado Ginta.
El pelaje le había crecido de forma tal salvaje que era difícil ver el contorno de su cuerpo y su cara.
Su pelaje descuidado y sucio se había enredado en su cuerpo y estaba muy áspero y seco.
Nadie sabía cuánto tiempo llevaba el perro así. Puede que meses, quizá años.
Era difícil creer que Ginta fuese un caniche.
El perro, llamado Ginta (que significa ”niño de plata”), había sido obviamente descuidado por su propietario y se encontraba muy mal.
Que un perro pague por la irresponsabilidad de su dueño es inaceptable.
Pero afortunadamente siempre hay fuerzas positivas para compensarlo – aparecieron personas que querían ayudar a Ginta.
Ginta al principio tenía un poco de miedo de las personas, pero pronto fue relajándose y comenzó a a acercarse con curiosidad.
A pesar de haber sido maltratado y abandonado, parecía que tenía muchas ganas de vivir. Pronto entendió que las personas sólo querían ayudar.
Cuando ya se había familiarizado con ellos, comenzaron a afeitarlo con cuidado.
Como se puede ver las fotos, había mucho pelo que cortar.
Se llevó un buen tiempo afeitarlo. Había una gran cantidad de barro y tierra en su pelaje, lo que dificultó el trabajo.
Y pronto el cambio fue un hecho. En el vídeo de abajo puedes verlo 🙂
Un gran gacias a todos los amigos de los animales que ayudan a los animales más vulnerables. ¡Esperamos que Ginta encuentra la famila llena de amor que se merece!