Los perros y los gatos no siempre se caen bien, pero en muchos casos se llevan estupendamente. Aquí tenemos uno de los ejemplos más adorables.
La reacción de este cachorrito al conocer a su nuevo compañero de piso no tiene precio. El perro no puede sacar sus patitas de su nuevo amigo y al gatito no parece que le importe mucho :)
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