Otra historia que demuestra los profundos sentimientos que tienen los animales, entre ellos el del compañerismo y el amor. En 2015 miembros del Centro de rehabilitación de naturaleza salvaje de Canadá (Cobequid) encontraron a una águila calva hembra en el suelo y sin apenas fuerzas para levantarse. Se había envenenado con plomo, seguramente tras comer animales contaminados con este metal por ingerir municiones que encontraron en su entorno. Se la llevaron al hospital, pero había alguien muy cerca de ella ansiando su curación.
Los médicos se pusieron a trabajar intensivamente en el tratamiento de Birdzilla, tal y como la bautizaron por su enorme tamaño. De hecho se trataba del ejemplar más grande jamás atendido en el centro.
A medida que mejoraba Birzilla se volvía más agresiva, lo que según los veterinarios es positivo ya que es un comportamiento instintivo de las aves y signo de que quieren seguir viviendo.
Cuando se curó completamente decidieron liberarla y lo primero que hizo fue ir a dar vueltas alrededor de un árbol cercano. Y ahí la esperaba una sorpresa…
Resulta que su pareja, un águila calva macho, había estado esperando toda la semana junto al centro de rehabilitación. Ambos se sentaron en la misma rama y parecían hablar, antes de echarse a volar.
Un hermoso final para esta peculiar historia de amor.
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