En la primavera de 2016, una perrita llegó al refugio Delta Animal en la ciudad estadounidense de Escanaba. Tenía dos piernas rotas, parches en el pelaje del estómago y costillas rotas. Definitivamente, una perrita que había pasado por muchas cosas en su vida.
Pero ella no perdió la esperanza. Desafió todos los pronósticos, se hizo más fuerte y su antiguo propietario fue procesado por crueldad animal. Pronto fue adoptada por una familia muy cariñosa.
Una suerte que fuera a parar a esta familia, porque si no hubiera sido por esta valiente perrita probablemente una niña ya no estaría viva.
La perrita fue recibida por su nueva familia con los brazos abiertos.
La llamaron Peanut (cacahuete) y recibió el amor que tanto merecía. Era un alma alegre que adoraba vivir en familia.
La vida le dio una segunda oportunidad, pero ella conservaba un segundo sentido adquirido en su oscuro pasado.
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Hace sólo unos días empezaron a notar que Peanut se comportaba de forma extraña.
El perro corría arriba y abajo por las escaleras, ladraba en voz alta y se quejaba como si algo estuviera mal – hasta que el padre se cansó y fue al garaje para dejarle salir.
El padre se dio cuenta de que algo estaba mal y la dejó escapar… la perrita se fue a toda prisa hasta el jardín que estaba detrás de la casa.
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Allí, en una zanja, había una niña de 3 años de edad acurrucada desnuda y temblando.
El padre fue rápidamente hacia la niña, la envolvió en su camisa, la llevó a casa y llamó a la policía.