Dice el rumor que había un hombre mayor comiendo tranquilamente en un restaurante cerca de una parada de camiones cuando entraron en el local tres motoristas de aspecto peligroso.
El primer motorista se acercó al hombre, apagó su cigarillo en su tarta y se sentó en la barra.
El segundo se acercó también, escupió en su leche y se sentó en la barra.
Y el tercer motorista se acercó, volcó su plato y se sentó en la barra.
Sin decir una palabra, el hombre pagó su consumición y se fue del local.
Uno de los motoristas le dijo a la camarera: “¡Qué pésimo hombre! ¿Verdad?”.
A lo que la camarera respondió: “Qué pésimo camionero también. Acaba de hacer marcha atrás con su camión y aplastó tres motocicletas”.
¡Las apariencias engañan! ¡Nunca sabes con quién te estás metiendo!
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