Tener un trabajo cara al público puede ser duro, sobre todo cuando tienes clientes maleducados y arrogantes.
A la chica de esta historia le hablaron de una manera despreciativa, y es fácil sentir compasión por ella al leer lo que le pasó.
Pero por suerte, este cuento tiene un final feliz.
Encontré el cuento por internet y no sé si es de verdad, pero desde luego puede ocurrir. La protagonista se encuentra en una situación desagradable pero luego cambia todo, creo que te va a encantar el final, por lo menos a mí me gustó mucho y por eso lo quise compartir.
«Soy una chica de 17 años y trabajo de camarera en un restaurante para ganar un poco de dinero extra, la especializadad del restaurante es el marisco. Un día llegó una pareja y su hija, todos estaban bien vestidos y la hija estaba sentada mandando mensajes con su teléfono.
La señora se acercó:
”Hemos reservado una mesa”.
Yo: ”¿A qué nombre?”
La señora dijo su apellido.
Yo: ”Una mesa para tres, a ver, aquí la tengo, ¿pueden acompañarme?”.
Llevo a la familia a una mesa ubicada por una ventana.
La señora: ”Gracias”.
El señor: ”¡No le digas gracias, esto es inaceptable!”
Yo: ”Disculpe señor, ¿hay algún problema?”
El señor: ”¡Sí, es un GRAN problema, quiero una mesa afuera, en la terraza!”.
Yo: ”Lo lamento, pero todas las mesas de fuera están ocupadas, en su reserva no habían indicado ninguna especificación, según la política del restaurante les llevé a la mejor mesa que estaba desocupada. ¿Desean esperar a que alguna mesa se desocupe en la terraza?”
El señor: ”¡No, quiero una mesa afuera inmediatamente!”
La señora se volvió hacia su esposo:”¡Cálmate!”.
El señor sigue molesto y me dice despreciativamente: ”Su servicio es horrible”.
Yo: ”Puedo pedir que venga el gerente, si así desea”.
El señor: ”¡Hazlo de una vez!”.
El señor luego se volvió hacia la hija: “¡Prométeme que jamás vas a ser como ella!”
Todo el tiempo la hija había estado con su teléfono mandando mensajes. Voy a buscar al gerente y luego vuelvo a mi trabajo. Dos horas después la familia se va, pero al salir, la hija me pasa un sobre sin decir ni una palabra, lo abro, dentro veo una nota y dinero.
La nota dice: ”Perdón por mi padre, se comportó como un idiota, espero que esto lo recompense un poco. ¡Felicidades también por el resultado en el concurso del jueves pasado! Y sólo para que sepas, pasamos toda la cena adentro”.
Cuando verifiqué el nombre de la chica me di cuenta que representa otra organización de atletismo. ¡Sabía que la había visto en algún sitio!»
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