Me duele mucho cuando la gente trata mal a otras personas. Y aún más tristeza me da cuando personas juzgan a los demás sin conocerlos. Especialmente me parte el corazón cuando tratan mal a la gente sólo porque no tiene mucha plata. Por eso me puse tan brava con la señora de esta historia, pero cuando continué de leer quedé con una sonrisa. Yo no sé si esto ocurrió en la vida real o no, pero esta chica si da una respuesta genial. Uno nunca debe juzgar un libro según la portada.
Yo trabajo en un restaurante en una zona donde vivien muchas personas ricas. Un día entro a una peluquería muy lujosa cerca del restaurante donde trabajo cuando veo a una de las clientes fijas de mi trabajo sentada en una silla.
Yo: Hola señora Jaramillo, que bueno verte acá.
La señora: Pero… ¿Tu no eres la mesera del restaurante de la esquina?
Yo: Si, correcto. ¿Como estás hoy?
La señora: Yo no sabía que dejaban entrar a personas como tú acá.
Yo: ¿Perdón?
Al mismo tiempo llega la peluquera para llevarme a mi puesto.
La señora a la peluquera: ¿Cariño, tu sabías que esta chica es una mesera? ¿Estás segura de que ella tiene la plata para pagar por su visita? Tal vez lo deberías controlar antes que le empiezes a cortar el pelo.
La peluquera: Señora, esta chica ha sido mi cliente por dos años y es de fiar.
La señora: Uy, por Dios, que botadera de plata. Chicas pobres como tú no deberían botar la plata en sitios como este. ¿No tienes niños o alguien a quien cuidar?
Ahora todos los que están en el salón están escuchando la conversación y ocurre un silencio incómodo.
Yo: Lo siento señora Jaramillo, pero yo sólo trabajo en el restaurante porque no me gusta no ser productiva. Sabes que yo estudio en la mejor universidad del país. Yo estudio para ser técnica de medicina, una profesión que tal vez sabes es al que tiene el salario más alto hoy en día. Y como parece tan importante para ti lo tengo bastante bien económicamente. Y aunque fuera una mesera pobre, que tu tan lindo lo dijiste, las personas están libres para hacer lo que quieren con la plata que se han ganado. Además tu esposo viene al restaurante dos veces a la semana a tomar cafe y a quejarse de ti. Así que de verad lo siento mucho por ti.
Yo estoy de acuerdo con la chica con cada palabra que dice. Seguramente la señora se llevó una buena lección.
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