No hay nada mejor que una historia con final feliz. Una historia que contenga humildad, esperanza y amor.
Cuando leí esta historia supe que quería compartirla.
ShelbyLynn Henry Alexander, de Carolina del norte (Estados Unidos) trabaja como agente de venta de casas en una inmobiliaria, y hace un tiempo conoció a un mendigo en la calle.
Aunque no es algo que suela hacer, la mujer decidió darle dinero, y le dio también su tarjeta de visita con sus datos de contacto.
Unos meses después la mujer recibió una llamada, entonces descubrió que el mendigo no era quién ella pensaba.
”En enero de este año, mientras iba en mi automóvil y esperaba a que un semáforo se pusiera en verde, vi a un hombre que tenía un cartel en el que se podía leer: ‘Necesito un poco de ayuda. Recompensaré en el futuro’.
Me paré a su lado y le dije que yo normalmente solo daba comida, pero le di tres billetes enrollados, con mi tarjeta de visita de trabajo, por si en algún momento necesitaba encontrar un lugar donde vivir. Como en su cartel decía ‘necesito un poco de ayuda’, no sabía si era un mendigo o si solo estaba pasando por un mal momento.
Nunca supe su nombre pero recuerdo su cara. Lo recuerdo todo, sus ropas finas bajo el frío, y cómo había usado sus mantas para cubrir a su perro en lugar de él mismo, y vi cómo en sus ojos que se sentía avergonzado cuando le di el dinero. Recé por él y me alejé.
Esta tarde, cuando estaba en el trabajo, recibí una llamada de un hombre que quería ver una de nuestras casas y dijo que quería hablar conmigo. Quedamos en vernos y fui hasta el lugar en el que nos íbamos a encontrar.
En cuanto llegué, mis ojos se fijaron en un perro, que se asomaba por la ventanilla del vehículo, y que parecía muy feliz. Lo reconocí.
Después, el hombre se bajó del vehículo, era el mismo hombre al que yo le había dado dinero hacía unos meses. Esta vez vestía una camisa, pantalones nuevos y botas muy limpias.
Lo primero que pensé fue que me había engañado, diciendo que necesitaba dinero, vistiendo ropas viejas y en mal estado la primera vez. Pero después me di cuenta de que no era así.
Él me reconoció a mí como yo lo había reconocido a él. Con la mano estirada, y los ojos llenos de lágrimas, me entregó tres billetes doblados, alrededor de mi tarjeta de visita.
Además de confundida, me dejó sin poder articular palabra. Me explicó que su ex mujer se había llevado todo lo que tenía, excepto el perro, y se había ido con otro hombre.
En ese momento no necesitaba cosas, solo ayuda. Resulta que era un ingeniero y ahora había conseguido un buen trabajo, un nuevo automóvil, un perro feliz y una nueva vida.
Estaba mirando casas para un amigo y me dijo que era su turno de devolverme recomendando a su amigo mi empresa. Justo como escribió en su cartel.
Lo que he aprendido esta tarde es que uno nunca sabe lo que pasa en la vida de otras personas, y que puede ser muy fácil juzgar por las apariencias, sin conocer sus circunstancias. Recé por él y me alejé.»
"In January of this year, I was waiting in my truck at a stoplight and noticed a man holding a cardboard sign. Written…
Posted by Love What Matters on Saturday, October 7, 2017
Cuando leí esta historia se me saltaron las lágrimas.
Compártela para recordar que un poco humildad y bondad puede significar mucho, y puede hacer que sucedan cosas maravillosas.