Dice que el hombre agudiza el ingenio, y yo creo que es totalmente cierto.
Muchas veces en las situaciones más difíciles es cuando se nos enciende la bombillita y se nos ocurren las ideas más ingeniosas y útiles.
Este fue, sin duda, el caso de Alfredo Santa Cruz, quien literalmente de la basura pero supo cómo convertirla en oro.
En 2001 Argentina vivió una gran crisis que hizo que muchas personas lo perdieran todo.
Una de esas personas fue Alfredo Santa Cruz, de Puerto Iguazú. Alfredo acabó entre basura. Sin embargo, en lugar de darse por vencido, supo aprovechar esa basura para idear una ingeniosa solución, gracias a la que pudo construir su propia casa.
Alfredo comenzó recogiendo basura para venderla, pero en lugar de eso, usó la basura – que potencialmente se podía reciclar – para construirse una casa.
La pieza fundamental son botellas de plástico. Alfredo creó un sistema para encajarlas de forma resistente e impermeable. Necesitó 24.000 botellas de plástico para construir su casa.
Pero quizá muchos estéis pensando que el plástico de una botella no es un material muy resistente y que, además, es fácil, por ejemplo, que arda. Alfredo también pensó en esto e ideó una brillante solución. Rellenando las botellas arena o agua evita los riesgos de incendio.
Pero Alfredo no solo usó botellas, y otros materiales, para construir la estructura de la casa, sino que además ha creado el interior e incluso los muebles con ellos.
Fíjense en los sillones, increíble ¿verdad?
¿Y qué me dicen de la cama?
Alfredo cuenta que ha ayudado a muchas personas sin hogar a salir de esta situación con su ingeniosa y barata forma de construcción.
”Estimamos que alrededor de 20.000 ha aprendido a construir una casa con botellas de plástico aquí. Nuestros cursos son gratuitos, así que el conocimiento se ha transmitido rápido en la comunidad», cuenta Alfredo.
En este vídeo puedes ver más sobre la casa de Alfredo:
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Un gran ‘me gusta’ para Alfredo. Se lo merece. Yo he dudado en compartir su historia porque, y les invito a que también lo hagan. Es un gran ejemplo de ingenio que puede servir de inspiración a muchas otras personas. ¡Olé, Alfredo!