La vida, aunque muy a menudo es bella, es completamente impredecible.
Puedes levantarte una mañana y no tener ni idea de que tu vida va a cambiar para siempre. Quizá esto forme parte de la belleza de las cosas, aunque puede ser difícil de digerir en los momentos más oscuros.
Meaganne Childre y su esposo Casey saben de ello. La pareja estaba pletórica al descubrir que estaban esperando un hijo – pero su alegría se convirtió en tristeza partir de la semana 24…
Meaganne sabía que algo marchaba mal cuando comenzó a padecer un dolor severo en el abdomen superior. En el hospital, le diagnosticaron preeclampsia, su presión arterial se había disparado a 190/110.
Al bebé le administraron una inyección de esteroides para ayudar a que sus pulmones y cerebro se desarrollaran rápidamente. Meaganne, mientras tanto, tuvo que permanecer en reposo. Sin embargo, siete días después, su situación se volvió desesperada.
Meaganne sufrió un parto prematuro, y su bebé, Charlotte, nació como un suspiro. Midió al nacer apenas 28 cm y pesó tan solo 600 gramos. Charlotte fue llevada de inmediato a cuidados intensivos, pero lamentablemente sufrió un paro cardíaco solo cinco días después de su nacimiento. Su muerte se produjo el mismo día que sus padres celebraban el tercer aniversario de su boda.
El equipo médico intentó valientemente salvar a Charlotte, pero su pequeño cuerpo carecía de la fuerza necesaria para continuar la lucha. Meaganne y Casey sostuvieron a su bebé en sus brazos y se despidieron de su pequeña Charlotte.
Las consecuencias
Ahora, han pasado dos meses y medio desde que Charlotte nació y murió, y la cosas continúan siendo difíciles. Meaganne compartió con Love What Matters, sus sentimientos: cómo extrañaba estar embarazada, cómo echaba de menos la sensación de que Charlotte estaba dentro de ella y, sobre todo, el momento en que pudo abrazarla.
Lo peor vino cuando Meagenne había programado una cita para observación con el obstetra. Esto le había ocasionado ataques de pánico y altos niveles de ansiedad, pero cuando se tuvo que enfrentar a la pregunta que le hicieron en recepción, ya no pudo más.
Y así lo explicó: » Llegué allí y la chica de la recepción me preguntó con una enorme sonrisa ¿Dónde está el bebé? ¿No hay bebé? Negué con la cabeza pero no para que me respondiera con una enorme sonrisa de nuevo ¿Por qué no has traído al bebé? Y entonces tuve que forzar una sonrisa y decirla que el bebé había fallecido. «Oh…lo siento. Lo siento mucho», dijo de inmediato y continuó ayudando a otra mujer que estaba a mi lado en recepción. Esa mujer probablemente me escuchó, lo mismo que la mujer sentada a la derecha de la ventana en la sala de espera».
Para Meaganne, su estado fluctuaba entre el duelo por su hija y ver todo los «¿qué hubiera pasado si…? Su mayor miedo era que la gente se olvidara de su bebé…
«…Tenía miedo de que la gente pensara que no debían hablar de Charlotte porque esto me iba a entristecer. Y yo pensaba que entonces nadie querría hablar de ella y todos la iban a olvidar. Y estos pensamientos me produjeron pánico y mi pecho se puso tenso. Me arañé la cara con mis uñas, me froté las rodillas, me pellizqué con fuerza y mis músculos y todo mi cuerpo se puso en tensión. Tuve hiperventilación y perdí el control de mi cuerpo. El ataque de ansiedad fue terrible.»
Evidentemente, Meaganne necesitará mucho tiempo para recuperarse totalmente de la muerte de su hija. Pero ella siempre pensará en la trágica pérdida. Meaganne sabe que está bien buscar ayuda. Y sabe que un problema compartido se lleva mejor.
Esperemos que Meaganne con el tiempo supere su dolor y pueda recuperar cierta normalidad en su vida. La ansiedad no es nada de lo que uno deba avergonzarse. ¡Y buscar ayuda siempre es el mejor camino!
Nuestros pensamientos y plegarias van para ella y Casey. Compare este artículo para así mostrar tu apoyo.