No es algo de lo que hablemos cada día, pero en realidad pasa todo el tiempo, en todas partes del mundo.
Niños que son abandonados a su suerte y mueren, después de que sus padres rechazaron cuidarles al nacer.
Nadie reclama a estos huérfanos sin nombre. Muchos de ellos terminan en tumbas anónimas, sin un funeral o entierro adecuados.
En 1998, Elisa Davey estaba viendo una noticia que reportaba uno de estos casos. El reportaje contó la historia de un niño que fue descubierto muerto y tirado en una escuela. Nadie sabía cuando o dónde había nacido el bebé, mucho menos quienes eran sus padres.
Elisa llamó a la morgue del hospital donde estaba su cuerpo y preguntó si podía solicitar su cadáver.
'"Demuéstreme que tiene un lugar adecuado para un bonito funeral", fue la respuesta del médico.
Así es como Elisa decidió fundar la organización Garden of Innocence‚ que pretende dar identidades a quellos que no han sido solicitados para tener un digno funeral. Les da un nombre y un enterramiento digno.
Gardens of Innocence da a los niños, que de otro modo habrían permanecido anónimos, el funeral que todos merecen tener.
Elisa da nombre a cada niño. Algunos bebés han tenido destinos crueles, otros no tienen parientes, otros fueron encontrados abandonados y otros son completos misterios.
Elisa, quien también es madre, sintió que no podía permitir que esas almas fueran olvidadas.
«Tienes sentimientos encontrados, sabiendo que enterraremos a un bebé que fue encontrado muerto dentro de un tarro», dice Elisa, y continúa:
«La gente pregunta ‘cómo puedes enterrar a un bebé, es la cosa más dura del mundo’. Y mi respuesta automática hacia ellos es ‘¿Cómo no podría hacerlo?'».
Si alguien merece un aplauso esa es Elisa Davey.
Comparte su historia con tus amigos de Facebook para demostrar cuánto aprecias su incansable esfuerzo para que estos bebés tengan un funeral digno.
