Era una historia de amor de esas que solo se ven en las películas.
Jake y Emmy, dos muchachos ingleses, se conocen por primera vez hace 11 años.
Una amistad que crece rápidamente y que dos años más tarde se convierte en amor.
Desde ese momento son dos contra el mundo.
Pero su fin es trágico.
Esta es la historia de una pareja que ha conmocionado a medio mundo estos últimos años.
© Emmy Collett/Facebook
Tras varios años como pareja deciden separar sus caminos una vez terminados sus estudios universitarios. En aquella época tenían 19 años.
Ese hermoso amor de adolescencia parecía haber terminado.
Jack comienza a trabajar en Australia (como médico entre otras cosas) y Emmy consigue un trabajo en una escuela de secundaria en Londres. Pero permanecen siempre en contacto y sus sentimientos se mantienen vivos.
Tras 10 años separados vuelven a encontrarse. Habían mantenido el contacto por teléfono y chateado por internet.
No podían estar el uno sin el otro. Emmy escribió en su blog que estaban planeando comenzar una vida juntos.
Y fue entonces cuando llego la terrible noticia que convulsiona todo. A Emmy se le diagnostica un cáncer de tiroides. La pareja iba a irse de viaje al extranjero – pero unos días antes el médico les dice que el cáncer se ha extendido a la espalda, el hígado, los pulmones y el esqueleto. Si se hubiera diagnosticado la enfermedad antes, comentan los médicos, hubieran podido salvar la vida de Emmy.
Pero ahora ya es demasiado tarde.
El sueño de tener una familia juntos se rompe en mil pedazos.
La pareja decide disfrutar al máximo del tiempo que les queda. Se prometen – y deciden casarse.
– A pesar del tremendo shock que causó la noticia de la enfermedad y el desafío que ello supone, esto me ha hecho percibir con más intensidad lo importante y lo valioso de cada momento del día, como disfrutar y sacar lo mejor de cada instante, dice Emmy al Mirror.
Emmy comenta que se siente más feliz que nunca.
Realmente ella estaba demasiado enferma para viajar al extranjero – y en junio del año 2016 deciden hacer un viaje en bicicleta desde Londres a Copenhague pasando por Bruselas y Ámsterdam. Al mismo tiempo van reuniendo dinero con el fin de destinarlo a la investigación sobre el cáncer. El resultado es todo un éxito obteniendo 146 000 euros.
El verano pasado viajaron a Estocolmo.
Y se casaron en el mes de septiembre.
Se prometieron amor eterno. Ese amor mágico de adolescentes duró hasta el final.
Emmy murió el día 20 de junio a la edad de 31 años.
Jake compartió sus sentimientos en Facebook:
“Me siento completamente vacío sin ella. No puedo mirar el asiento del acompañante cuando estoy conduciendo el coche sin sentir un dolor indescriptible dentro de mi pecho. No hay ni un solo instante de mi vida que no pase sin pensar en ella. Ella era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste. Emmy era la razón por la que me levantaba cada mañana y quería ser mejor persona. Ella era mi mejor amiga, mi esposa y mi heroína”
Otro día escribe Jack sobre el día de su boda. Cómo se sentía el día anterior.
“No había ni un solo día que no me pellizcará en la mano. Como era posible que una persona como tu eligiera a alguien como yo. Pero te voy a estar eternamente agradecido por haberlo hecho. Éramos el mejor equipo. Te echo de menos, más que nada en el mundo, mi tesoro”, escribió Jake en el Facebook.
Jacke escribió una carta de despedida al amor de su vida cuando murió y esta carta llegó a los periódicos británicos.
Es una de las cartas más bonitas que he leído. Una auténtica declaración de amor. Es absolutamente imposible retener las lágrimas leyendo hasta la última línea.
Así se despide Jake:
«Descansa en paz, mi amor.
Hay tantas cosas que quisiera decirte….tantas que necesito decirte. Me es imposible encontrar las palabras correctas o los adjetivos suficientes para describir a Emmy. Mi amor hacía ella o mi pena por haberla perdido.
Esta carta no va a poder contener todos los sentimientos que me gustaría describir. Quiero dar las gracias por todos los mensajes de apoyo y de cariño recibidos durante todo este tiempo.
El sentarme y escribir unas líneas supone un desafío emocional y físico mayor de lo que pensaba. Solo quería esconderme, apagar mi teléfono, desconectar del mundo y pretender creer que nada había pasado. Pero una de las razones que me han llevado a escribir, ha sido la seguridad de que a Emmy le hubiera gustado que lo hiciera (sobre todo para mostraros nuestro agradecimiento – así era ella). Y por ello debo intentar hacerlo – así es…
El 16 de junio del 2017 mi amor se fue para siempre un viernes por la tarde a las 20:30. A su alrededor estamos toda su familia y ella creo que estaba tranquila.
El sol de la tarde mostraba todavía sus rayos, el balcón francés estaba abierto y podía oírse el trino de los pájaros que nos ofrecían su melodía mientras tres perros descansaban y Milly moo (nuestra sobrina de 2 años y medio) jugaba y bailaba en su perfecta y feliz ignorancia. Todo estaba como Emmy quería que fuera.
Imposible encontrar los ánimos en estos últimos y desesperados momentos. Ella se encontraba “tan bien” y vivía una vida tan completa, sin darse cuenta de su progresivo deterioro, hasta apenas dos semanas. Al menos significa algo. Pero al empeorar tan rápidamente sin aviso dejando mil conversaciones inacabadas, me destroza el corazón.
A pesar de lo difícil de entender y aceptar por todos los que la queríamos, tenemos que pensar que su inesperada partida ha sido una bendición. Porque así no seguiría sufriendo, no seguiría temiendo vernos tan tristes. Nos dejaba en paz con nuestros felices recuerdos juntos.
Tras su muerte, mi familia y yo hemos recibido miles de hermosos mensajes y correos electrónicos, cartas y postales llenas de amor, apoyo y compasión.
En los momentos más desesperados no os podéis imaginar el apoyo y el calor que hemos recibido. Ha sido tremendamente reconfortante para todos. Es imposible expresar con palabras cuanto hemos agradecido y sigo agradeciendo vuestro cariño.
Me he pasado días leyendo vuestros hermosos y emotivos comentarios publicados en el Facebook e Instagram. Resaltan todo lo que era mi amor, Emmy.
Ha sido increíble recibir tantos incondicionales mensajes de cariño, difundidos por las redes sociales, provenientes de todo los lugares del mundo, expresando su admiración por Emmy. A veces los mensajes eran tan emotivos que me eran difícil leerlos. Pero han incrementado, si cabe todavía más, el orgullo que yo y todos los que la conocían, sentíamos por ella. Todos la queríamos muchísimo.
Me hubiera gustado que Emmy lo hubiera visto. Quizá lo esté haciendo. Desde lo más hondo de mi corazón y del de toda su maravillosa familia – os damos las gracias por el amor y la admiración que habéis transmitido hacía ella. Se lo merecía y mucho.
Emmy era realmente única. Increíblemente guapa. La mujer más maravillosa que pudo existir. Tenían un encanto sencillo, una elegancia y una clase innata que no se aprende. Tenía la sonrisa más encantadora y contagiosa que transmitía una calidez inusual.
Sus ojos eran esmeraldas que irradiaban una bondad infinita. Como Audrey Hepburn dijo una vez: Sus ojos eran una puerta abierta a mi corazón. Sus ojos me sonreían y yo no podía tampoco dejar de sonreír. A través de sus ojos veía su brillante alma, un interior lleno de belleza.
Por todos sus poros emanaba un positivismo contagioso que hacía imposible no sentirse bien con solo estar a su lado. Iluminaba con su presencia cada espacio en el que entraba.
Era amable con todo el mundo. Siempre se preocupaba por los demás. No daba demasiada importancia a los cumplidos que le hacían y solía no darse demasiada importancia cuando la alababan.
Era enormemente considerada – compraba regalos para todos, escribía tarjetas, cartas, mensajes dando las gracias. Y trataba siempre de responder a todos los que le habían escrito con mucho cariño y atención, ya que entendía que lo merecían.
Era una profesora maravillosa y los niños la adoraban. Era muy inteligente siempre me ganaba en todos los juegos (incluso ya al final de la enfermedad, casi medio dormida me derrotaba). Tenía un lenguaje muy cuidado cuando escribía. Se sorprendió con su discurso mucho más elocuente de lo normal.
Pero era sobre todo una luchadora. Para todo y siempre era una mujer fuerte. La mujer más valiente que he conocido. Nunca se quejaba y no quería compasión si algo iba mal.
Si algo salía mal se recomponía y continuaba hacía adelante. Siempre hacía delante, nunca hacía atrás.
Incluso al final ella podía todavía bromear y reírse con su situación. Tenía una fuerza imparable y transmitía tanto amor, luz, felicidad, amabilidad y positivismo.
Dicen que la única amistad verdadera no es la que sientes por alguien sino la que te hacen sentir los demás. Emmy tenía la increíble cualidad de hacerte sentir único en el mundo. Te podía escuchar siempre y te hacía sentir especial.
No es sorprendente que estuviera rodeada siempre durante este último año de la gente más maravillosa, sensible, compasiva, amorosa e increíble que existe. Emmy tenía los mejores amigos que uno puede soñar para su pareja, y los que merecía.
Su especial e inmutable espíritu le infundía un magnetismo, una atracción y todo lo que entraba en contacto con ella, lo elevaba, lo envolvía y lo incluía en su viaje. Me siento realmente privilegiado y feliz por haber estado a su lado durante todo este tiempo de nuestras vidas.
Era la mejor y más querida hija, hermana, tía, madrina y cuñada. La más maravillosa esposa que puede uno tener. Claro que tenía sus defectos, quien no los tiene. ¡Pero la quería aún más con cada uno de ellos!
¡Defectos! Bueno no iba siempre muy elegante. No tenía “este tipo de ropa”. Y no era muy puntual. ¡¡Y a veces era muyyy cabezona!!…Y con esa intensa y fotográfica memoria de elefante no podría vencer (nunca) ningún argumento.
Emmy no servía para despedirse. Su tono de voz inseguro y podemos calificarlo de….original (¡lo siento, cariño!)
Siempre con su “ok” en todas las fotos que se hacía (¡Dios como la quiero!). Comía chocolate medio dormida (a veces nos levantábamos y tenía chocolate en la mejilla y el envoltorio en la frente)
¡Bailaba de una forma muy divertida y siempre llevaba ropas preciosas! Odiaba a su Spock de Star trek y a su desesperado Dan como le llamaba. Pero me encantaba incluso con estos extraños y curiosos hábitos de autoprotección. Para mí era perfecta.
No sabía lo guapa, admirada y amada que era. El efecto que causaba en los demás y la admiración que provocaba en mucha gente por su forma de ser era evidente para todos, menos para ella.
Espero que pueda verlo ahora. Esa gran influencia que tenía sobre todos los que la conocían e incluso sobre aquellos que nunca vio.
Su lema de vida era “sonríe, ama, y se amable”. Citando a Joanne Philip: “Emmy era una piedra rodando….rodando y bailando sobre este enorme lago que es la vida. Ahora es el momento de que descanse y deje que sus ondas sigan viviendo”.
En cuanto a mí, me siento perdido y vacío sin ella. Cuando conduzco en mi coche y miro el asiento del pasajero siento un profundo dolor en mi pecho. La echo de menos cada segundo. No hay palabras más exactas que estas: “El amor no conoce su propia profundidad hasta que es hora de separarse” (K.Gibran).
Sabía la suerte que tenía pero es cierto que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes. Ella era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste. Emmy era la razón por la que me levantaba cada mañana y quería ser mejor persona. Ella era mi copiloto en la bicicleta. Mi mejor amiga. Mi único amor. Y mi heroína.
Ahora que no está es muy difícil no sentirse solo. Pero tengo que pensar que ella continúa su proceso. Que ahora está en el cielo, rodeada de su bondad de nuevo. Porque ella era un ángel entre los mortales. Trasmitía luz allí donde no existía. Ella va volver y nos va a sonreír. Estará entre nosotros de alguna manera.
Para mi Emmy es un rayo de sol que me acaricia la cara. Es la estrella más brillante del firmamento. Es la brisa que mece las cortinas, las olas que dulcemente acarician la playa.
Ella está literalmente en mis pensamientos cada momento y en mis sueños descansa cada minuto. Ella brillaba con fuerza de diferentes maneras y tenía tanto amor para dar. Ese tipo de amor que te envuelve y de hace sentir que eres la única persona que existe en el mundo.
Me siento realmente afortunado ya que Emmy me eligió a mí. Encontré y me casé con mi alma gemela. Algo que no todo el mundo puede vivir. Me invadía un sentimiento tan enorme de tristeza cuando ella murió. Si no podía tenerla conmigo lo único que quería era irme con ella.
Estar con ella. Cogerla de la mano para ver que no estaba asustada. Pero desgraciadamente me tuve que quedar.
Todavía tengo a Molly a quién tengo que cuidar y el mensaje de Emmy debe difundirse. El viaje debe continuar. ¡Quién sabe si un día a lo mejor mi pequeña Emmy vuelve a este mundo! Lo único que quiero realmente es volver a estar con ella. Reírme con ella, abrazarla, besarla y tenerla a mi lado.
Y debo mantener mi promesa: comunica. Comunica a tu marido o a tu mujer, a tu pareja o a tu amor. Dile que es ella la persona a la que amas. Disfruta de ese amor y consérvalo por mucho tiempo.
Abrázales más fuerte. Susúrrales dulces palabras en sus oídos. Y olvida las preocupaciones irrelevantes por un momento. Solo estás aquí en esta vida por un corto periodo tiempo, nunca se sabe cuándo todo va a desaparecer.
Y aunque me parece que me quedan todavía muchas más cosas por decir….os dejo escrito estas líneas.
Ya estás con los tuyos mi maravillosa Emmy. Mi amor. Mi ángel. Danos tú luz cuando puedas. Te voy a mirar desde aquí.
Donde te encuentres, prepárate tu café, siéntate en el sofá y espérame. Te tomaré eternamente de la mano.
Nos vemos pronto, amor.