Anciana llama a su marido cuando ella y sus bisnietos quedan atrapados en un fuego mortal

Ed Bledsoe vivió con su esposa de muchos años, Melody, en el norte de California. Juntos criaron y cuidaban de sus dos bisnietos, Emily, de 4 años, y James, de 5. Ellos tenían su custodia desde que nacieron.

En las últimas semanas, el área donde vivían se había visto afectada por el incendio Carr, uno de los nueve grandes incendios forestales que ardían en todo California (Estados Unidos). Sin embargo, su casa no estaba en riesgo. O eso pensaron.

Según CBS News, Ed no tenía idea de que corría peligró. Dejó a Melody, Emily y James y fue a hacer un recado. No pensó en el incendio ni en lo cerca que podría estar. Nadie lo había advertido.

Poco tiempo después, recibió una llamada que nadie debería recibir. Era su esposa, el fuego había llegado a la casa, estaban atrapados.

Ed inmediatamente dio la vuelta y corrió hacia su casa en un ataque de pánico. Sin embargo, los incendios habían provocado que la gente huyera de las áreas circundantes, y las carreteras estaban bloqueadas por el tráfico. Ed abandonó su automóvil y corrió a su casa. Su esposa se mantuvo al teléfono todo el tiempo.

House that burns
Shutterstock (la casa en la foto no tiene nada que ver con el evento)

Niños pidiendo ayuda

Mientras estaba en camino, Ed podía oír a los niños gritando pidiendo ayuda por teléfono. Dijo que su bisnieto le suplicaba que los salvara.

Hizo todo lo que estuvo a su alcance para llegar a ellos, pero ya era demasiado tarde. El fuego había engullido tanto a su esposa como a sus bisnietos.

Sus cuerpos fueron recuperados más tarde de las ruinas de lo que había sido la casa de Ed. Melody había envuelto a los niños en mantas mojadas, pero los tres perecieron.

Ahora, Ed tiene que preguntarse por qué nadie le habló del peligro inminente en el que se encontraba su familia. Si alguien le hubiera informado de que existía el menor riesgo, dice que habría evacuado a su familia de inmediato.

Cuando se le preguntó si había recibido información, dijo: «Nada. Absolutamente ni una palabra», dijo Bledsoe. «Nadie nos dijo nada. Si hubiera tenido algún tipo de advertencia, nunca hubiera dejado a mi familia en esa casa».

No puedo imaginar nada peor que hablar con un ser querido por teléfono y saber que va a morir.

La vida de Ed ahora está hecha pedazos, nunca volverá a ser lo mismo.

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