Convertirse en una estrella del fútbol es el sueño de la mayoría de los niños en algún momento, y Alejandro Benítez no era una excepción. El joven logró poder dedicarse a lo que más le gusta jugando en el equipo de localidad, Larroque, en la provincia argentina de Entre Ríos.
Lulo, como es conocido el futbolista, se convirtió en un histórico goleador del Central Larroque. Sin embargo la fama no le ha llegado por sus goles sino por su gran corazón y su generoso acto.
Cuando Milo nació llenó de alegría la vida de la familia. Sin embargo la felicidad se vería empañada pronto ya que los médicos vieron que algo no iba bien.
Después de unas pruebas descubrieron que una obstrucción de los conductos que transportan la bilis desde el hígado hasta la vesícula. Tuvieron entonces que decirle a los padres que sólo había una forma de salvarlo, realizarle un transplante.
Los padres se ofrecieron rápidamente a que donar parte de su hígado a su pequeño y tras los primeros exámenes vieron que la madre, Natalia, era compatible. Sin embargo la mamá no podía ser donante ya que había sido operada de corazón.
La salvación quedó entonces en manos del otro familiar compatible, el hermano de Natalia, el futbolista Alejandro Benítez. Pero para para que el transplante fuera posible, tenía que hacer un gran sacrificio, dejar el fútbol.
– “Cuando me lo dijeron ni lo dudé. Tenía claro que debía abandonar el fútbol. Pero no me importó. Es más, jamás me voy a arrepentir de lo que hice”, contó el ya ex futbolista, desde una cama del hospital donde se realizó la intervención, según escribe La Vanguardia.
“Cuando entré al quirófano surgieron un par de inconvenientes. Y los médicos hasta pensaron suspender todo. Gracias a Dios no lo hicieron. Eso sí, en lugar de las tres horas que iba a durar la operación, fueron como siete”, relató Benítez. Y añadió: “Más duro fue lo de Milo, que estuvo 12 horas. Pero por suerte ya está mejor que yo. Eso me pone feliz”, y añadía:
– Entró muy mal al hospital, estaba desnutrido, de color verde… Pero ya está recuperando. Creo que si sigue así, va a terminar jugando él en Central Larroque, ja, ja, ja.
Lulo cuenta que está también muy agradecido con el club del fútbol Central Larroque, en el que trabajan tanto él como su cuñado, el padre del niño, ya que les dieron todas las facilidades para que se tomasen el tiempo que necesitasen sin pedirles explicaciones de lo que estaba ocurriendo.
Ahora Lulo se recupera, siguiendo todas las recomendaciones de los médicos, mientras disfruta feliz de ver recuperarse también a su sobrino.
Los próximos meses serán además muy emocionantes por otra razón, el propio Lulo va a convertirse en papá. Y cuando habla sobre lo que ha hecho por su sobrino y si se lo va a contar a su futuro hijo, él comenta:
– Es un acto de amor. Si se entera será porque alguien más le contó. Creo que es lo que cualquiera haría por un ser querido.
Preciosa respuesta, uno no hace estas cosas para que se lo reconozcan, es un acto de amor. ¡Comparte este inspirador acto de amor con tu amigos!
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