Trisha Long Bell se ha esforzado lo indecible por ser madre, más de lo que uno se pueda imaginar.
Siete veces ella y su marido esperaban un bebé – y siete veces su corazón se ha partido en dos tras producirse un aborto involuntario.
Pero incluso en sus peores momentos, la pareja no perdía la esperanza de ser padres y de crear una familia.
Y pronto un increíble milagro se iba a producir, cuando su segundo hijo nació en circunstancias especiales.
Después de siete abortos involuntarios, Trisha y su esposo finalmente recibieron a su primer hijo, al nacer el niño Urijah en el año 2014.
Finalmente la pareja había tenido un hijo muy deseado y – su alegría era infinita.
Y con las desgarradoras desilusiones que la pareja había sufrido para poder tener a su bebé, en su mente no estaba la idea de tener un segundo hijo, pensó Trisha. Pasaron los años y la familia estaba a tope con el pequeño Urijah en casa.
Pero pronto Trisha supo que estaba embarazada de nuevo, de un niño.
El embarazo fue bien y se desarrolló de manera tranquila – hasta el momento del parto. Durante el alumbramiento todos en la sala de partos se dieron cuenta que algo le pasaba al bebé.
Los médicos descubrieron que el recién nacido, Ezrah, había nacido sin latidos en el corazón, pulso y posiblemente sin oxígeno en el cerebro, lo que le provocó lesiones cerebrales graves.
Los médicos le aconsejaron desconectar el cable que le conectaba a una máquina que le mantenía con vida, pero Trisha se sentía incapaz de tomar la decisión.
Y decidió seguir su instinto maternal y tomar una decisión completamente distinta.
Trisha compartió lo que ocurrió en la habitación del hospital en su página de Facebook:
”Mi bebé nació sin latidos. Sin oxigeno en el cerebro. Sin pulso. Fue reanimado después de 11 largos minutos. Le diagnosticaron graves lesiones cerebrales. Lo recuerdo como si fuera ayer…Escuchar que te digan que tu hijo no tendrá ninguna calidad de vida…y que era mejor desconectar el cable».
Trisha continua:
”Recuerdo como me senté en el hospital, llorando, gritando, deseando que le salvaran. Me sentía frustada, inservible, mi cuerpo había fracasado y había traicionado a mi hijo. Me sentía rota».
Las palabras de Trisha hablan por si solas. Ningún padre debería vivir una situación así, tendiendo que decidir si acaba con la vida de su hijo recién nacido o no.
Pero antes de despedirse de su hijo, Trisha quiso hacer algo muy maternal e instintivo, esperando que diera resultados.
”Me senté junto a la cama, pensando que podría hacer para ayudar. Y me di cuenta de que si que podía hacer algo. ¡Cómo madre podía ofrecerle algo que yo solo podía hacer, darle mi leche!
A mi hijo mayor solo le di el pecho tres meses.
Pero con Ezrah sabía que esto era lo que tenía que hacer, independientemente de lo difícil que sería. Él luchaba por vivir y esto era lo único que podía ofrecerle. No sabía si mi leche le iba a sanar sus heridas, pero esto era lo que iba a hacer.
No tenía ni idea de la fuerza que puede tener la leche materna.
¡Es algo sencillamente MÁGICO!
Y hoy 14 meses después, sé que mi leche ha tenido un papel crucial para sanar las lesiones cerebrales de mi hijo. Lo sé – el cuerpo de la mujer es increíble. Saben perfectamente lo que deben hacer tras el parto.
Como nos reponemos…y volvemos convertidas mujeres y madres …algo inmensamente bello.
Esta imagen de abajo muestra como mi leche curó su pequeño cerebro. He tenido 7 abortos y este bebé es un milagro, al igual que mi hijo de 3 años. Esta imagen siempre estará cerca de mi corazón».
La imagen que Trisha mostró en su página de Facebook nos enseña a un madre que comparte la vida con su recién nacido, a través de la leche materna.
¡Es una inspiración para todas las madres de todo el mundo que realmente dan a sus hijos su mente, cuerpo y alma!
Ahora ya han pasado varios años desde que Ezrah nació y se recuperó maravillosamente. Su recuperación estaba fuera de toda expectativa médica, escribe NTD.
Trisha y su marido han soportado más tristeza y desilusión que la mayoría de la gente durante su vida.
Afortunadamente, también han sido testigos del increíble poder de la maternidad y de cómo las desgracias se pueden convertir en milagros.
¡Comparte esta historia si tú también crees en los milagros y en la fortaleza de las madres!