No sabemos si esta historia es cierta o no, pero seguro esconde grandes verdades.
La vida está compuesta de ciclos, donde un día somos niños que apenas pueden sostenerse y al día siguiente adultos hechos y derechos. Pero a medida que vamos envejeciendo involucionamos hasta el punto en que son nuestros hijos los que tienen que ayudarnos a dar nuestros pasos en la vida.
Por eso esta madre le dice a su hija algo que refleja la importancia de respetar y tener paciencia con los más mayores.
En esta carta una madre le dice a su hija lo siguiente:
“Querida hija:
Llegará el día en que envejezca y cuando esto suceda ten paciencia. Si hablo contigo o te repito mil veces lo mismo, no me interrumpas y escúchame. Al fin de al cabo, cuando eras niña tuve que leer tu cuento favorito mil veces para que te durmieras.
Cuando veas que no entiendo las nuevas tecnologías, dame tiempo y no me mires con una sonrisa burlona. Yo te enseñé muchas cosas, a comer correctamente, a vestirte, cómo superar los desafíos de la vida.
Si algún día olvido algo o pierdo el hilo de la conversación, dame tiempo para recordar y no te preocupes, lo importante es que estoy contigo.
Si no puedo apoyarme en mis pies cansados, dame la mano como yo te daba la mía para dar tus primeros pasos.
Si pasa esto, no te pongas triste, simplemente quédate a mi lado con amor y paciencia.
Te recompensaré con mi sonrisa y el amor infinito que te he demostrado durante toda la vida. Te amo hijita.
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